sábado, 11 de julio de 2009

Arengas, Diálogos y Conferencias - Silo - Enero/Octubre 1969


* Arenga del mar
* El espíritu y la opresión
* Los diálogos de Isla Negra
* La despedida
* La curación del sufrimiento
* La arenga prohibida
* Conferencia: Autobiografía, bio-ritmo y rastreo del núcleo
* Conferencia: Vigilia, conciencia de sí, conciencia objetiva
* Conferencia: La Escuela y el momento actual
* Segunda arenga prohibida
* Tercera arenga prohibida
* Consideraciones finales


ARENGA DEL MAR

En el mes de enero de 1969, Silo fue detenido en las proximidades del Aconcagua. Posteriormente fue obligado a abandonar su lugar de meditación. En aquel entonces, llegó a las costas del Pacifico y allí respondió a unos pocos que estaban inquietos por preguntarle.

Esta breve arenga fue dada a orillas del mar, en la localidad de Quintero, Chile.

«Aprende bien lo que voy a decirte: no hay hombres buenos ni hombres malos. Donde no hay libertad no hay bien ni mal, todo sucede a pesar del hombre. Entiende que no eres libre ni en el momento de tu nacimiento, ni cuando amas, ni en el momento de tu muerte. Me has dicho que conociste a alguien que eligió su muerte y yo te digo que su enfermedad eligió por él.

Aquí tienes a uno fuerte como roca en quien admiras su poder y su trabajo y este otro enviciado y enfermo y pobre se ha llegado hasta aquí. ¡Este es mi hermano en quien reconozco la necesidad antes que el deseo!

Cumple con tus necesidades pero mata el deseo.

Si las grandes religiones hoy enseñan de manera distinta, aléjate de ellas que no están aquí para ayudarte sino para encadenar tu conciencia.

Asi pues, tú que eres sacerdote de una iglesia y te has llegado hasta mí a preguntar, te respondo: si no reconoces tu fracaso como hombre de fe y si tu iglesia no reparte todos sus bienes entre estos pobres, ¡tú eres un farsante que explota al pueblo en nombre de Dios!

Yo no digo al pueblo que abandone tu iglesia, a ti te digo que lo hagas, para que tu ejemplo que revela un fracaso y un escándalo, sea testimonio de la Verdad.

Cumple con tus necesidades y lucha por la necesidad de tu hermano, pero mata el deseo.

Mira en tu conciencia y descubrirás que el deseo es el origen de la violencia, de los vicios y de la miseria en el mundo. Cuando hayas hecho esto, búscame.

Y a este otro que ha venido con hipocresía a preguntar, que deje el Estado para los hombres de Estado y la religión a los místicos. Así pues conmigo, equivocó el camino».

21 de Enero de 1969


EL ESPÍRITU Y LA OPRESIÓN

Se produjo en Valparaíso una reunión de gente «bienpensante» que tenía de sí misma la imagen del triunfo y que hubo de chocar necesariamente, con la proclama de Silo que reza así:

«Mi enseñanza no es para los triunfadores, sino para aquellos que llevan el fracaso en su corazón».

Alguien pidió entonces (en tono amable), que se explicara el significado de la proclama.

Silo respondió que hablaría sobre el espíritu y la opresión.

«Existió un hombre muy poderoso que tuvo gran cantidad de ovejas. A fin de impedir su escape levantó un cerco. Sin embargo, algunas rompían la prisión y lograban fugar. Para evitar esto, el hombre poderoso trajo perros que las vigilaban noche y día.

A pesar de todo, algunas podían huir y otras eran muertas por los cuidadores que arruinaban su carne y su piel con feroces dentelladas. Entusiasmados con esto, penetraban al redil continuando la matanza.

Vió el hombre poderoso que el cerco era frágil para contenerlas y los cuidadores peligrosos.

Mandó entonces en busca de un mago. Este durmió a todas las ovejas y les hizo soñar que eran libres. Al despertar, siguieron creyendo que obraban voluntariamente y ya no abandonaron a su amo.

De este modo, el hombre poderoso retiró el cerco y los cuidadores, bastando tomar de las ovejas a su gusto cuando necesitaba de carne y de piel.

La oveja es el espíritu del ser humano. El hombre poderoso, aquél que quiere utilizarlo. El cerco, los perros y el mago, son los ayudantes del opresor.

Cercar el espíritu es separarlo del mundo por la ignorancia. Rodearlo con cuidadores, es mantenerlo en la docilidad por la violencia y la fuerza, infundiéndole el temor. Finalmente, adormecerlo es degradar el espíritu con persuasión y con bellas falsedades.

A través del tiempo se han usado esas tres formas de asesinato del espíritu.

La ignorancia y el temor no han sido suficientemente poderosos como para contener los impulsos de libertad. Por otra parte, un hombre ignorante y temeroso no es tan útil al opresor como aquel que ha sido instruido y no es necesario ejercer ya violencia en él porque está de acuerdo con la infamia.

Cuando un hombre no necesita de cercos ni de cuidadores y está conforme con la falsedad de su vida es porque su espíritu ha muerto.

Hay quienes venden su libertad interior con tal de lograr seguridad o bienestar material. Estos son los que se dicen libres porque no desean otra vida y les resulta injurioso quien habla de la necesidad del despertar.

Cuando los hombres duermen de ese modo, colaboran con la opresión y producen en bien del opresor. A ellos se les considera «útiles» a las causas del Estado que a la vez sirve dócilmente a un imperio.

Un hombre que se ha degradado a tal punto es un triunfador y se lo pone como ejemplo de trabajo y como ejemplo de superación. Ese recibe su paga a costa del sufrimiento de otros a quienes considera incapaces.

El triunfador puede llegar a serlo únicamente colaborando con los mandatos del amo se llame Estado, Moral o Religión.

El falso triunfador duerme, pero a menudo sus sueños están llenos de sobresalto porque tarde o temprano algunas ovejas despiertan y comienzan a despertar a las demás... Poco a poco en el redil se advierte que ya no se cree en la falsa libertad.

Los triunfadores no necesitan de esta enseñanza porque ya han saciado su ambición. ¿A qué tanto alboroto cuando es a los fracasados a quienes dirijo mi palabra?

Creo únicamente en aquellos que se reconocen fuera del cerco y no gozan de los beneficios del triunfador.

¡Ah, triunfador! no puedes reprocharme que no hable para ti, porque no me necesitas, ¿y si hablo para el que me necesita, a qué te metes conmigo?

Fracasados son los pobres y los enfermos y los sin fuerza y los sin porvenir. Son los que han sido defraudados en sus ideales, truncados en sus amores, escarmentados en su fe, traicionados en su bondad.

Cuando te reconozcas fracasado te daré consuelo porque entonces tuyo será el espíritu y descubrirás la necesidad de la liberación interna, la necesidad del renunciamiento, la necesidad de matar el deseo».

22 de Enero de 1969


LOS DIÁLOGOS DE ISLA NEGRA

Hubo una reunión de un grupo de seguidores en los alrededores de Isla Negra, costa del Pacífico.

Era el atardecer.

Silo comía nueces tranquilamente. Durante largo rato estuvo interesado en una formación rocosa sobre la que se alzaban cimientos carcomidos por la salinidad del lugar, o tal vez por el paso del tiempo.

De pronto giró sobre sí y ofreciendo una nuez al más viejo de sus compañeros, preguntó burlonamente: «¿Qué es más importante, el cuerpo o el espíritu?».

El hombre (conocido como persona de sentido crítico) tomó la nuez sin responder y luego de abrirla comprobó que estaba hueca. Entonces, preguntó a su vez con fingido malhumor:

—¿Qué necesidad corresponde saciar primero, la del cuerpo o la del espíritu?

Ante esto, Silo dijo:

«¿A dónde va a parar tu vida sino a la muerte y qué interesa de lo que has hecho cuando mueres? Yo te digo que lo importante es el espíritu.

Cualquiera que esté poniendo la Sociedad o el Dinero por encima de él, se equivoca o miente.

Con el pretexto de lograr pan para el pueblo, los filisteos le dan hambre y además postergan al espíritu.

Tú debes proceder de manera distinta al filisteo. Mientras das fe al pueblo, lucha con él para que no le falte pan, para que no haya pobres ni ricos, sino hermanos.

Cualquiera que predique estas cosas, postergando al espíritu para más adelante, quiere oprimirte.

El espíritu no es para mañana, sino para hoy. El hambre no puede saciarse pasado mañana, sino hoy».

Entonces, el interlocutor miró a Silo con aire insatisfecho. Luego exhibió una nuez que tenía guardada y empezó a comerla despreocupadamente.


De distintas maneras, muchos habían preguntado acerca del momento histórico y sobre el sentido del progreso material.

Para ellos, Silo dijo:

«No pasará mucho tiempo, antes que la bestia imperial se derrumbe. Esta generación lo verá y tú lo verás. Pero cuando aquello suceda comprenderás que eso no tuvo real importancia.

Cuando el Imperio caiga, podrás decir: ¡Cayó aquél que oprimía a las naciones y ahogaba al espíritu, pero eso no resultó suficiente para que el hombre fuera libre!».

Más adelante, agregó:

«Quede bien en claro. Si el progreso material exige la esclavitud del hombre o el avasallamiento de un pueblo por otro pueblo o la persecución del espíritu, ese progreso material es un monstruo al que no debes alimentar para no ser cómplice en el asesinato de tu hermano».

«Tú debes lograr que el proceso material no sea instrumento de opresión, si no que esté al servicio del pueblo. Que sea entonces sólo un medio. ¡No te equivoques jamás! La liberación total por el progreso material, no existe».

Silo desarrolló esa tarde, numerosos puntos de interés para sus compañeros. Todos habían percibido que una mujer del grupo, estaba inquieta por ciertos temas tratados. Pero aquél conocía las raíces de sus cavilaciones y dijo para ella (aunque dirigiéndose a una muchacha más joven):

«Si tu padre o tu hermano o tu marido, te hacen arrodillar ante el altar de la falsa religión y servir a los explotadores del pueblo, son indignos de ser padres, hermanos o maridos.... Están vendiendo tu cabeza por temor o por negocio. Y si tú aceptas la venta, eres dos veces peor que ellos.

Libérate del miedo!
No temas ser perseguida por decir la verdad.
No temas perder todo lo que tienes.
No temas que tus seres queridos te abandonen ni abandonarlos a ellos por tu fe.
No temas a Dios, no temas a la Religión, no temas al Estado, no temas al poderoso, al sabio. No temas la pobreza, no temas la muerte.»

«Teme únicamente a quien destruye al espíritu».

Alquien sostuvo que el hombre no podía construir su propia vida ya que el sistema económico imponía tales condiciones, que era imposible liberarse.

Silo argumentó:

—« Tú presentas quejas contra un sistema que te oprime. Tales quejas deberías formularlas imparcialmente.

Supongamos que ya has partido de la injusticia social básica de estar ubicado en la alta posición que te dió tu familia. Aquellos que nacen en otro medio, o que están geográfica o racialmente desplazados, no tienen tus posibilidades.

Tus parientes y amigos curiosamente, pertenecen (como dicen los hombrecillos de moda) al mismo 'estrato socioeconómico'. Y lo que es más curioso, tu mujer tiene el mismo origen.

¡Bonita libertad la de la amistad y el amor!

Ya ves que hasta ahora te apoyo. Todo parece estar armado por el sistema. Mas no seas injusto, él existe porque tú lo alimentas.

No eres un minero, ni un leñador del sur. Ese tipo de vida te es desconocido porque trabajas únicamente con valores abstractos.

Nunca ves la muerte a tu lado y si el periodismo te informa sobre ella, mides su fuerza calculando las pérdidas de vidas en dólares norteamericanos.

Sé justo con el sistema y dame buenas razones para abominarlo. ¿Por qué dices que te oprime?».

—Porque me deshumaniza—respondió el joven.
—¿Cómo lo hace?—preguntó Silo.
—Forzándome a participar en la explotación y el fraude.
—¿De qué modo te obliga el sistema a tales fechorías?—requirió Silo nuevamente.
—Explicaré la mecánica del asunto, dejando de lado todas las cuestiones afectivas y morales que lo rodean. Estoy autorizado a tal descripción porque es la de mi caso.

«Llegado el momento de conseguir un trabajo estable, en el mismo instante en que aparece la posibilidad, me aferro a ella con todo mi ser. Luego, ya instalado, trato de progresar en esa línea porque entiendo que prosperando materialmente tengo más libertad espiritual».

«A esa altura me resulta convincente la idea de que desapareciendo la angustia material básica el hombre está en condiciones de desarrollarse».

—De acuerdo a eso, con privaciones básicas no habría desarrollo y sí a la inversa. ¿Esto es una verdad absoluta?—inquirió Silo.
—Ciertamente. Sucede entonces que a poco tiempo de estar en la empresa se me sugiere que tendré mejor horizonte casándome y constituyendo un hogar estable.

«Estadísticamente es sabido que la eficiencia aumenta en el empleado casado, al par que disminuye la deserción».

«Acepto el consejo de mis jefes y por ese hecho se me promueve. Es claro que aumentan mis necesidades porque ahora tengo un compromiso familiar».

«Con el tiempo advierto que debo participar más activamente en la vida de la empresa. Ya no sólo en las horas de trabajo, sino en toda actividad que desarrolle: relaciones, casa, ropas, comida, transporte, esparcimiento, lenguaje, en suma: estilo. Debo adaptarme a un estilo de acción y de pensamiento para coincidir con el ritmo de toda la maquinaria».

«Como mis posibilidades siguen siendo limitadas, debo adquirir «status» comprando ciertos bienes que exhiben mi nivel a fin de progresar».

«He aquí nuevos problemas. Si no adquiero 'status' no puedo trepar y si lo adquiero, esto es gracias a que me encadeno aún más comprando bienes que me endeudan».

«Para ahogar esta angustia que podría reflejarse en una menor producción de mi parte, mis jefes salen al paso colaborando en el otorgamiento de créditos benévolos respaldados por sus firmas de hombres aceptables».

«Ahora debo pagar mis deudas, aunque tarde toda una vida».

—¿Y de qué te quejas?—susurró con ingenuidad Silo
—También mi esposa deberá ligarse a la vida de la empresa y a sus reclamaciones sociales. Seguramente mi hijo no escapará a esto. ¿Crees que sería bien visto si él se relacionara con gente sospechosa?
—Creo que no—repuso Silo.
—Por consiguiente, al participar en este ejemplo de sistema, impongo la misma escala a quienes me rodean.

«Supongamos que ahora está en mis manos reclutar a nuevos empleados. ¿A quién tomo? Lógicamente a aquellos que tienen más posibilidades de contribuir al desarrollo de la empresa. Esos tales no podrán ser muy distintos a mí. Ambicionaré que sigan mis pasos. Ellos estarán así bien conmigo y yo con mis jefes».

«Si algún día llego a gerente general, aumentarán mis necesidades por dos razones. La primera de tipo material, para conservar y aumentar mi posición. La segunda de tipo psicológico, porque para llegar a este pináculo he llevado mi acondicionamiento al límite máximo y los reflejos creados me impiden hacer o pensar algo fuera de la línea de este 'lavado de cerebro total'».

—¿Cuál es entonces el problema? —interrogó formalmente Silo. —Que desde esta posición veo claramente hacia dónde voy y quisiera ir en dirección distinta.
—¿En qué dirección?
—En otra que me permitiera liberarme del sistema.
—¿Qué es liberarse del sistema?
—Tener lo necesario para vivir, sin estar encadenado.
—¿Pero cuáles son tus necesidades?
—Aquellas que me obligan a tener una vida decorosa: alimentación sana, un techo, vestido. No sólo para mí, sino para mi mujer y mi hijo.
—Bien, ya tienes eso.
—Si, pero sigo encadenado al sistema.
—Decide entre el decoro y la libertad.
—Veo por otros, que quien no puede llevar una vida decorosa no puede vivir libremente porque sus necesidades son tan apremiantes que está encadenado al logro del pan diario.
—De acuerdo a eso, nunca puedes ser libre.
—Es lo que pienso.
—¿Entonces, por qué buscas culpables?
—Porque si el sistema en que vivo cambia, dejo de estar encadenado.
—¿Insinúas que podrás vivir en tal caso, con decoro y libertad?
—Exactamente.
—Cambia entonces el sistema.
—No puedo porque ya no tengo libertad para combatir.
—Entonces, nada puedes hacer en ningún sentido.
—Eso me pregunto, ¿qué puedo hacer?
—Meditar sobre la mentira.
—¿Le dirías eso mismo al minero o al leñador del sur?
—Ellos preguntarían otras cosas, por lo tanto obtendrían distintas respuestas.
—¿Qué cosas preguntarían?
—Estarían preocupados por las necesidades materiales reales. Pero tú confundes deseo con necesidad.
—Afortunadamente confundo. Eso es un error de juicio subsanable.
—No lo es, porque confundes intencionadamente.

El joven quedó pensativo, luego se despidió cortésmente de Silo y se alejó seguramente para siempre.

Los diálogos siguieron y luego el grupo se disgregó entre risas y bromas cuando la noche era avanzada.

23 de Enero de 1969


LA DESPEDIDA

Estando Silo en su ermita de piedra, se llegaron hasta él varias personas enteradas de su próximo alejamiento. En su mayor parte eran obreros ferroviarios que sentían admiración por aquel hombre solitario.

Hombres fuertes, acostumbrados a los rigores del clima y a la soledad, simpatizaban no tanto por el conocimiento de la doctrina, sino por el ejemplo de ascetismo que se les daba.

Esta conversación sencilla muestra la vena de humor y de calor humano que siempre mostró Silo entre la gente sin dobleces.

Nos parece tan importante su publicación como la de cualquier otra arenga, no obstante la aparente 'baja de nivel' que en ella se muestra.

«Veo que se han acercado cargados como para un festejo. Está bien. Vamos a comer juntos y nadie será tan poco comprensivo que me reproche si no tomo el vino que han traído. Ya he visto en otras ocasiones al Viejo Vergara chispear sus ojitos de picardía cuando le rechazaba el vaso.

(Pero no había lugar para todos dentro de la ermita).

El sol cae, el frío arrecia y mientras Eduardo asa el guanaco, los más fuertes se quedan afuera ayudándolo. Los flojos nos protegemos adentro de la pirca. Primero el más friolento, o sea yo.

(Así, entre bromas fue pasando el tiempo. Luego corrió el asado, el vino y sonó también una guitarra. Los cuentos del Futre acompañaron a los mates. Después se produjo un sostenido silencio y Silo habló).

Han pasado cuatro meses desde que llegué. Todo esto y también la fiesta de hoy, me hacen recordar una historia que sucedió en Europa, allá lejos, cruzando el océano.

El hombre que escribió sobre el asunto era de gran corazón, pero sus ideas nada tenían que ver con sus sentimientos. Sus ideas fueron muy lejos y provocaron muchas desgracias. Ese hombre a quien sus amigos llamaban 'Fritz', descubrió un día que Dios había muerto.

Él que amaba la vida y que hizo un canto a la alegría no pudo soportar esta idea que dejaba al mundo tan solo y sin ningún sentido.

Pasó el tiempo y se produjo una gran lucha entre las ideas violentas y los hermosos sentimientos de Fritz. Esta lucha dentro de él lo llevó a una muerte lamentable....

Ese era el hombre. Pero la historia que escribió era la de una persona que se retiró a la montaña a meditar y volvió tan cargada de sabiduría que cuando quiso hablar a la gente, nadie logró entenderla.

Esa persona del cuento se llamaba 'don Zárate'. Luego de hablar en el pueblo la gente le gritó: 'Hablas muy difícil, Zárate. Nosotros no te entendemos'.

El pueblo en que pasó todo se llamó 'La Vaca Pintoja'.

Al mirarlos a ustedes ahora, tan atentos a ese cuento, pienso si Fritz no se equivocó y debió acercarse aquí, a este pueblo nuestro llamado 'La Punta de Vacas'.

Nosotros nos entendemos y sabemos que si Dios murió en Europa y en la mente de Fritz, está renaciendo en América y en el corazón de los hombres sencillos.

Yo me voy ahora, pero hablaré en Punta de Vacas, en cuatro días más. Luego me alejaré para siempre.

Díganle a las maestras y a la Directora que las recordaré.

Seguramente los niños de este pueblo serán educados en un futuro no lejano, en nuevos valores y con una renovada fe.

Víctor y Carlos crecerán en un mundo nuevo en el que todo lo de hoy será cambiado como no hubo antes cambio en el mundo.

Los más viejos: Aballay y Gallardo, alcanzarán a ver el hocico del cambio que se viene en nuestro mundo, pero antes habrá un momento de violencia general que será necesario combatir sembrando ideas de paz.

Nadie se asuste cuando llegue ese momento de confusión, porque después de él vendrá el tiempo en que la humanidad alcanzará la paz y el viejo Vergara podrá tomar su vino sin sobresalto.

Ya el sol se fue detrás del cerro y para llegar al pueblo es necesario cruzar el río Tupungato que trae aguas casi heladas.

Después de los ríos y las piedras que oculta la noche, está el pueblo.

Después de esta noche está el sol que se levanta desde Uspallata.

Los que quieran ese mundo mejor no sólo tienen que pensar bien, sino sentir bien y actuar bien para que no les pase como a Fritz que sentía una cosa pero pensaba lo contrario.

Todos los que quieran ser hombres o mujeres derechos tienen que: no mentir, no robar, no matar, ser fieles y llevar la paz dentro de cada uno y a los otros para ayudarlos.

Hay que estar contra las guerras y las peleas y no hay que vengarse jamás. Lo único que se gana con la venganza es complicar las cosas.

Veo que aquél me mira de costado... Aunque no te parezca, no debes castigar a otros ni aún para defenderte. Piensa que al fin de cuentas la vida es corta y vale la pena morir con la conciencia tranquila, no vaya a suceder que en el otro mundo el ánima sea inmortal y se esté mejor si se ha obrado bien en esta vida.

Si crees en el otro mundo no te asustes por el Infierno, porque no existe. Uno debe cumplir con lo que he dicho no por temor, sino para ser mejor».

25 de Abril, 1969


LA CURACIÓN DEL SUFRIMIENTO

Esta arenga fue pronunciada en los alrededores del monte Aconcagua y en un lugar conocido como 'Punta de Vacas'.

A tres mil metros de altura y con temperaturas inferiores a los 10 grados bajo cero, con los caminos anegados por el hielo y la nieve, se congregó más de medio millar de discípulos y seguidores.

Allí, a ciento sesenta kilómetros de Santiago de Chile y Mendoza (Argentina), Silo tenía emplazada su morada de piedra, separada de los curiosos por dos ríos de gran caudal.

Al mediodía bajó hasta el gentío congregado y tomando lugar frente a poderosos altoparlantes y entre los banderines naranja agitados por el viento, dijo:

«Si has venido a escuchar a un hombre a quien el entusiasmo de muchos elevó a la condición de hijo de Dios, has equivocado el camino.

Si has venido a escuchar a un hombre de quien se supone se transmite la sabiduría, has equivocado el camino porque la sabiduría no se transmite por medio de libros ni de arengas. La sabiduría está en el fondo de tu conciencia como Dios está en el fondo de tu corazón.

Si has venido a escuchar a quien se supone que transmite el milagro, has equivocado el camino porque lo que tú llamas milagro está escrito en las leyes de la Naturaleza, como está escrito el nacimiento y la muerte de una flor, de un pájaro, de un niño.

Si has venido empujado por los calumniadores y los hipócritas a escuchar a este hombre a fin de que lo que escuchas te sirva luego como argumento en contra de él, has equivocado el camino porque este hombre no está aquí para pedirte nada, ni para usarte, porque no te necesita.

Debes saber a quién escuchas.

Escuchas a un pobre hombre desconocedor de las leyes que rigen el Universo, desconocedor de las leyes de la Historia, ignorante de las relaciones que rigen a los hombres.

Este pobre ignorante se dirige a tu conciencia como lo hacen aquellos que meditan en la altura de las cumbres nevadas, a miles de metros sobre las ciudades y los hombres . . .

Allí en las ciudades, donde cada día es un afán truncado por la muerte, donde al amor sucede el odio, donde al perdón sucede la venganza; allí en las ciudades de los hombres ricos y pobres, allí en los inmensos campos de los hombres se ha posado un manto de sufrimiento y de tristeza.

Sufres cuando el dolor muerde tu cuerpo. Sufres cuando el hambre se apodera de tu cuerpo. Pero no sólo sufres por el dolor inmediato de tu cuerpo, por el hambre de tu cuerpo. Sufres también por las consecuencias de las enfermedades que caen sobre tu cuerpo.

Debes distinguir dos tipos de sufrimientos, aquel sufrimiento que se produce en ti merced a la enfermedad (y ese sufrimiento puede retroceder gracias al avance de la ciencia. Así como la enfermedad, también el hambre puede retroceder, pero gracias al imperio de la justicia).

Hay otro tipo de sufrimiento que no depende de la enfermedad de tu cuerpo sino que deriva de ella.

Si estás impedido, si no puedes ver, o si no oyes, sufres. Pero aunque este sufrimiento derive del cuerpo, tal sufrimiento es de tu mente.

Hay otro tipo de sufrimiento que no puede retroceder frente al avance de la ciencia. Ese tipo de sufrimiento que es un sufrimiento estrictamente de tu mente retrocede frente a la fe, frente a la alegría de vivir, frente al amor.

Debes saber que este sufrimiento está siempre basado en la violencia que hay en tu propia conciencia.

Sufres porque temes perder lo que tienes, o por lo que ya has perdido, o por lo que desesperas de alcanzar. Sufres porque no tienes o porque sientes temor en general...

He ahí los grandes enemigos del hombre: el temor a la enfermedad, el temor a la pobreza, el temor a la muerte, el temor a la soledad. Todos éstos son sufrimientos propios de tu mente. Todos ellos delatan la violencia interna, la violencia que hay en tu mente.

Fíjate que esa violencia siempre deriva del deseo. Cuanto más violento es un hombre, más groseros son sus deseos.

Quisiera proponerte una historia que sucedió hace mucho tiempo:

Existió un viajero que tuvo que hacer una larga travesía. Para tal efecto ató su animal al carro y emprendió la larga marcha hacia un largo destino y con un límite fijo de tiempo.

Al animal lo llamó Necesidad, al carro Deseo, a una rueda la llamó Placer y a la otra Dolor.

Así pues el viajero llevaba su carro a derecha e izquierda, pero siempre hacia su destino. Cuanto más velozmente andaba el carro, más rápidamente se movían las ruedas del placer y del dolor, conectadas como estaban por el mismo eje y transportando como estaban el carro del deseo.

Como el viaje era muy largo, nuestro viajero se aburría. Decidió entonces decorarlo, ornamentarlo con muchas bellezas y así lo fue haciendo.

Pero cuanto más embelleció el carro del deseo más pesado se hizo para la necesidad. De tal manera que en las curvas y en las cuestas empinadas el pobre animal llamado por él Necesidad, desfallecía no pudiendo arrastrar el carro del deseo. En los caminos arenosos las ruedas del placer y del sufrimiento se incrustaban en el piso.

Desesperó un día el viajero porque era muy largo el camino y estaba muy lejos su destino. Decidió entonces meditar esa noche y al hacerlo escuchó el relincho de su viejo amigo. Comprendiendo el mensaje, a la mañana siguiente desbarató la ornamentación del carro, lo alivió de todos sus pesos y esa mañana muy temprano con su animal, comenzó al trote felizmente avanzando hacia su destino.

No obstante había perdido un tiempo que ya era irrecuperable.

A la noche siguiente volvió a meditar y comprendió por un nuevo aviso de su amigo que tenía ahora que acometer una tarea doblemente difícil porque significaba ahora su desprendimiento.

Muy de madrugada sacrificó el carro del deseo.

Es cierto que al hacerlo perdió la rueda del placer, pero con ella perdió también la rueda del sufrimiento.

Montó sobre el animal de la necesidad, sobre sus lomos y comenzó al galope por las verdes praderas hasta llegar a su destino.

Fíjate como el deseo puede arrinconarte.

Pero hay deseos de distintos pesos. Hay deseos más groseros y hay deseos más elevados.

¡Eleva el deseo! ¡Supera el deseo! ¡Purifica el deseo!, que habrás seguramente de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del sufrimiento.

La violencia en el hombre movida por los deseos no queda solamente como enfermedad en su conciencia, sino que actúa en el mundo de los otros hombres, se ejercita con el resto de la gente.

No creas que hablo de violencia refiriéndome solamente al hecho armado de la guerra, en donde unos hombres destrozan a otros hombres. Esa es una forma de violencia física.

Pero hay una violencia económica. La violencia económica es aquella que te hace explotar a otro. La violencia económica se da cuando robas a otro, cuando ya no eres hermano del otro, sino que eres ave de rapiña para tu hermano.

Hay además una violencia racial.

¿Crees que no ejercitas la violencia cuando persigues a otro que es de una raza diferente a la tuya? ¿Crees que no ejerces violencia cuando lo difamas, por ser de una raza diferente a la tuya?

Hay una violencia religiosa.

¿Crees que no ejercitas violencia cuando no das trabajo o le cierras las puertas o despides a alguien por no ser de tu propia religión? ¿Crees que no es violencia religiosa cercar a aquel que no comulga con tus principios, por medio de la difamación? ¿Cercarlo en su familia? ¿Cercarlo entre su gente querida, porque no comulga con tu religión?

Hay otras formas de violencia, que son las formas impuestas por la moral filistea.

Tú quieres imponer una forma de vida a otros. Tú debes imponer la vocación a otro... ¿pero quién te ha dicho a ti que eres un ejemplo que debe seguirse? ¿Quién te ha dicho que puedes imponer una forma de vida porque a ti te place? ¿Dónde está el molde y dónde está el tipo para que tú lo impongas?... He aquí otra forma de violencia.

Únicamente puedes acabar con la violencia en ti y en los demás y en el mundo que te rodea, por la fe interna y la meditación interna.

No hay falsas puertas para acabar con la violencia.

¡Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia!

¡No busques falsas puertas!

No hay política que pueda solucionar este afán de violencia enloquecido.

No hay partido ni movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia.

¡No sigas a una religión que te promete un infierno y que no puede acabar con la violencia en tu mente!

No hay falsas salidas pare la violencia en el mundo.

...Me dicen que la gente joven en distintas latitudes está buscando falsas puertas para salir de la violencia y del sufrimiento interno. Busca la droga como solución.

No busques falsas puertas para acabar con la violencia.

Hermano mío, cumple con mandatos simples, como son simples estas piedras y esta nieve y este sol que nos bendice.

Sé fiel, no sólo a tu mujer. Fiel a tus ideas y a tus principios aunque te cueste la vida.

No mates, pero ya sabes que se mata con todas esas formas de violencia que hemos mencionado.

No robes, pero sabe que el robar va más allá del simple hecho de despojar al otro.

Lleva la paz en ti y llévala a los demás.

Hermano mío, allá en la historia hay un hombre clavado en la cruz mostrando el rostro del sufrimiento.

Hermano mío, mira esa corona de sufrimiento... pero recuerda que es necesario seguir adelante en la historia y que es necesario aprender a reír y que es necesario aprender a amar.

¡A ti hermano mío te arrojo esta corona, esta corona de alegría, esta corona de amor para que eleves tu corazón y eleves tu espíritu y para que no olvides elevar tu cuerpo!».

4 de mayo de 1969.


LA ARENGA PROHIBIDA

En Jujuy estaba programada una nueva arenga de Silo.

El paraje elegido fue en esa ocasión, Yala.

A pesar de la autorización dada con anterioridad, se retiró el permiso a último momento justificando tal proceder por el «estado de sitio» que regía en esos momentos.

La radio y la prensa de Jujuy habían emitido sus comunicados exhortando a la población a no concurrir a la arenga.

Esa tarde del 20 de julio, comenzó la peregrinación hacia el lugar, distante 16 Km. de la ciudad capital.

Los colectivos eran desviados y se persuadía a la población en la plaza principal a fin de que no subiera a dichos medios de transporte.

Desde la Quebrada de Humahuaca (Tilcara, Maimará y Tumbaya) bajaban camiones transportando quebradeños e indígenas de Juella (conocidos como Semilantes) ataviados con sus trajes típicos y portando sus cajas, erques, bombos y anatas.

Desde Volcán bajaban los mineros.

Leñadores y campesinos, obreros tabacaleros y gente de la ciudad, iban aproximándose por cualquier medio. Impresionante y heterogénea multitud se acercaba a pie, montada, en sulky o automóvil (silenciosa, obstinadamente).

A las 16 horas, más de dos millares de personas rodeaban el lugar elegido: la «piedra grande» del camino de Yala.

Llegó Silo al lugar desde una quebrada y trató de exhortar a la gente a la desconcentración. En ese momento la policía se acercó para silenciarlo.

La tensión crecía...

Silo comunicó entonces su decisión de partir y se dirigió a un vehículo ubicado en las inmediaciones, desde donde saludó a la gente que lo seguía.

Lentamente se fue alejando entre dos columnas de silenciosos campesinos que alargaban sus manos para dárselas a Silo.

En ese preciso momento se producía la conquista de la Luna por el ser humano. En los cielos triunfaba la técnica y en la Tierra se ahogaba el espíritu. En un punto de la Tierra desconocido para la atención mundial, en un paraje ignorado de América del Sur un hombre vestido de overol blanco, enmudecía.

Al atardecer, Silo lanzó por cinta grabada un mensaje que fue regrabado y entregado a varios peregrinos de Perú, Bolivia y el norte de Chile.

«La persecución y la violencia impiden que nuestra palabra llegue hasta las gentes que la esperan.

Cambian los gobiernos y sus hombres, pero la persecución y la violencia continúan.

Esta oligarquía clerical encabeza la persecución. No sólo ha recurrido a la calumnia como habitualmente lo hace, no sólo ha tratado de forzar al poder civil a fin de lograr nuestro encarcelamiento como lo ha hecho en otras ocasiones, no sólo ha presionado sobre los escribas timoratos que temen publicar nuestras denuncias (demostrando con esto que reconocen el poder terrenal y corruptor de los sacerdotes). Hoy ha llegado más lejos, ha logrado cercenar la facultad de comunicación del hombre con su hermano, maniobrando con no sé qué argucia legalista. Si esa argucia vale, que cierren entonces sus templos y silencien sus sermones públicos, de esa manera estaremos todos en condiciones de meditar en silencio.

Estos sacerdotes paganos encabezan la persecución y la violencia. Así lo hacen porque toda denuncia pública contra ellos debe ser acallada.

La palabra que hoy ahogan será escuchada en el futuro, pero sus palabras serán ahogadas para siempre.

Esta oligarquía clerical, anticristiana y pagana ha entendido que su reino es de este mundo. Ha entendido que no puede repartir sus bienes entre los pobres.

Por consiguiente habiendo falseado su destino, de ella no ha de quedar en pie sino el recuerdo de una casta oprobiosa que trató de dividirse para subsistir, en dos líneas igualmente malintencionadas: la de los jerarcas conservadores y la de los politiqueros arribistas.

Yo digo que desde hoy, habiendo salido el hombre de esta Tierra hacia otros mundos, hacia el cosmos, sólo hallará equilibrio en la Religión Interior.

Desde hoy, toda religión que apegue al hombre a cultos y ritos, miente.

En otras épocas el espíritu necesitó de apoyos, pero hoy se apresta a marchar solo, sin custodia de sacerdotes, sin cercos de templos.

Únicamente la Religión Interior servirá a los hombres en su evolución futura.

Dios ha muerto en los templos, ha muerto en las imágenes, ha muerto en sus representantes... pero ha renacido en el corazón sencillo del hombre americano.

En esta América, continente largo, por fusión de pueblos y de razas nace un contenido y un significado para devolver al mundo.

América helada y abrasada, desierta y plena, encrespada y hundida, ha sonado la hora de tu misión.

¡Despierta y levántate!

...Allí, en los otros continentes el paganismo hace desiertas a las ciudades pobladas y el desierto crece cubriéndose de escombros y de máquinas.

También la máquina será bendición cuando los hombres cuenten con el espíritu de América. Hoy se trata de liberar el espíritu de América. Pero esa liberación violenta que predicas, es una nueva división en la conciencia del hombre americano.

Tú quieres sacudirte el Imperio mediante la fuerza, y a él le interesa que uses la violencia porque así te divide.

No des coces contra el aguijón, porque éste más se aguza mientras tú te hieres.

Si tú y tus hermanos se unen en una misma fe, ¿a dónde clavará el guerrero su aguijón?

Cuando una misma idea sople como huracán por toda América, no habrá imperio en el mundo capaz de mantenerla esclavizada...

Sé que todavía no me comprendes. Te preguntas:

Cómo es posible que una religión interior hermane a los hombres? ¿Cómo es posible que a la opresión y la violencia se las derrote por medio de la Paz?

Cuando todos los intentos sean gastados, cuando tu vieja lucha, esté perdida, buscarás la paz y entonces la violencia será dentro del Imperio y caerá.

Pero comprende bien: todo depende de tu liberación interior, de tu paz interior. El resto se producirá a consecuencia de ello».

20 de Julio de 1969.


Conferencia :

AUTOBIOGRAFÍA, BIORITMO Y RASTREO DEL NÚCLEO DE ENSUEÑO

He observado diversos procedimientos en la elaboración autobiográfica. Muchos me han parecido complicados en exceso, así es que responderé brevemente sobre un recurso casi escolar, que puede utilizarse para simplificar las cosas.

Antes, sin embargo, conviene refrescar algunas ideas.

La tarea de asumir la propia biografía requiere conocimientos. No debe pensarse que uno puede construir su biografía por el simple hecho de haber vivido.

Sabemos desde luego, que aunque nuestra memoria pudiera desplegarse hasta mostrar los últimos detalles de la vida pasada, esto no nos permitiría comprenderla. Además, el recordar no posee el sabor de vivir las experiencias y, por otra parte, cada experiencia se da en una situación tal, que la interpretación posterior que hacemos de ella cuenta con otras referencias y se nos escapa lo vivido realmente.

Revivir lo acontecido en uno con toda fidelidad sin que se escape ningún elemento, llevaría por lo menos el mismo tiempo que el invertido desde el nacimiento hasta el momento en que se decide realizar la construcción biográfica.

Por tanto, al hacer la biografía se pretende únicamente recordar hitos que permitan una comprensión estructural de lo que ha sucedido hasta hoy.

¿Cuáles son los hitos? Aquellos que den una visión más clara de la propia mecanicidad. Tales son: los accidentes, los vicios (en sentido amplio), las repeticiones y los desvíos de los proyectos.

Es casi superfluo advertir que no deben hacerse interpretaciones acerca de las causas que han provocado la aparición de tales fenómenos. Se trata sencillamente de tener en cuenta los datos biográficos.

Parece adecuado estirar la biografía año por año y colocar en los casilleros que conocemos, el o los surgimientos de los diversos hitos. Si se comienza con el primer casillero que es el del año del nacimiento y en ese año (aparte de consignar el primer accidente que es nacer) aparece alguno de los hitos mencionados, conviene anotarlo sintéticamente, procurando que una sola palabra exprese el hecho. No interesa que tal palabra tenga significado claro para otros, baste que represente al sujeto el hito en cuestión.

Así se continúa con los siguientes casilleros hasta llegar al año actual. El procedimiento es pues, bien sencillo.

Las dificultades parecen radicar en el hito de las repeticiones ya que éstas aparecen al comparar situaciones y en el hito de los desvíos de proyectos, puesto que tales proyectos surgen generalmente en un casillero y su desvío franco aparece más adelante.

Para solucionar estos problemas debe hacerse un desarrollo más o menos extenso (aquí es muy difícil establecer límites) de la biografía, aparte de la síntesis de los casilleros. Esta exposición paralela será de gran utilidad porque en ella se irán anotando los proyectos y los fracasos que estos fueron sufriendo, hasta convertirse en acciones irrealizables.

La exposición paralela permitirá además, refrescar los datos que se buscan en materia de accidentes y de vicios.

He mencionado en primer término a la síntesis (la de los casilleros) y en segundo lugar, a la exposición biográfica. En realidad, debe procederse a la inversa.

Contando ahora con todos los hitos ubicados, se llega al momento actual. Este año es un gran casillero en el que conviene colocar en sucesión todos los datos que aparecían separados más arriba. De esta manera el sujeto tiene la curiosa sensación de que en este momento su situación es la resultante de acumulaciones mecánicas de los hitos discriminados previamente.

Ahora se cuenta con suficiente material como para iniciar la interpretación biográfica que dará comprensión adecuada de las fantasías que se han tenido acerca de la propia vida.

No creo que deba agregar mucho sobre la tarea de interpretación biográfica, tan conocida por todos.

Quisiera ahora destacar algunos puntos sobre el tema del bio ritmo.

Para establecer los ritmos de los distintos centros, importa una adecuada graficación de sus procesos. La dificultad mayor de la graficación estriba en que no permite cualificaciones y que solamente refleja cantidades. Como, a su vez, la «cantidad» de trabajo de un centro es de apreciación subjetiva, los resultados que se obtienen son muy discutidos.

Sea como fuere, necesitamos obtener una imagen general del bio ritmo y para eso tomaremos en cuenta lo siguiente:

Primero. En cuanto al centro intelectual, se trata de graficar su funcionamiento, siendo el punto máximo la autoobservación, el mínimo la fuga y el punto medio el estado de mentación ordinaria.

Tanto para este centro como para los otros, las intensidades máximas y mínimas están dadas por casos ideales imposibles de alcanzar.

Segundo. Teniendo en cuenta el centro emotivo se grafica con números altos la alegría y con mínimos la depresión. Puntos medios se consideran a aquellos en los que no se reconocen estados emotivos especiales (una suerte de neutralidad emotiva).

Tercero. Con respecto a la motricidad, el punto máximo será la sobreactividad corporal, el mínimo la postración y el medio, el movimiento habitual cotidiano.

Cuarto. Finalmente se graficará el trabajo vegetativo considerando punto máximo a la buena salud y fortaleza física, mínimo a las enfermedades y la debilidad general, medio al estado habitual.

A cada día corresponden cuatro punteos (uno para cada centro). Todo lo que sea accidente o shock, puede graficarse con un círculo al lado o alrededor del punto anotado.

Conviene puntear cada día sin tener a la vista los datos de los días anteriores, para no ser influido por ellos.

Finalizado un mes de observación, puede armarse la gráfica del trabajo de los cuatro centros uniendo los puntos de cada uno por líneas, resultando así cuatro funciones que en ocasiones podrán entrecruzarse.

De esta manera, aparecerán en cada una de las cuatro curvas: crestas, subas y bajas y se podrá observar la tendencia general de cada una de ellas. Podrá comprobarse que la tendencia comienza a subir y luego baja mostrando que cada tanto tiempo finaliza un ciclo y comienza otro. Estos ciclos, precisamente, son los que delatan los ritmos de cada centro.

Se observará que las distintas funciones tienen ritmos propios, siendo los más lentos los intelectuales, y más frecuentes los vegetativos. De esta manera, mientras algunas funciones suben, otras bajan.

Estudiando periodos más largos (tres meses por ejemplo) aparecen momentos en que todas las curvas se sincronizan coincidiendo en subas (que llamamos momentos fastos) y otros en que todas bajan (momentos nefastos).

Los ritmos de cada centro, parecen conservarse a lo largo del tiempo. Estos varían no obstante, por acción de shocks y por acción del Trabajo. Los primeros imponen un ritmo más marcado, el segundo se refleja en el estiramiento o alisamiento de las curvas.

Por muy avanzada que una persona esté en el Trabajo, siempre aparecen predisposiciones al ciclaje según ritmos precisos y esto se observa sobre todo en los momentos fastos y nefastos.

Obteniendo la fórmula matemática de los ritmos de cada centro pueden preverse situaciones por adelantado de no mediar shocks o accidentes de desvío. No obstante, si alguien se toma el esfuerzo de graficar sus ritmos en períodos largos, observará que aún los accidentes aparecen rítmicamente.

Otra cosa de tener en cuenta es que la suba o baja en el trabajo de un centro fuera del ritmo normal, influye sobre los otros centros alterando el proceso general. Esto que digo se observa claramente durante las enfermedades, las crisis emotivas y los sobre esfuerzos motrices e intelectuales.

En fin, la suba o baja anormal capaz de alterar el proceso general casi siempre está motivada por los shocks.

Puede intentarse graficaciones de largo aliento, efectuando el punteo al finalizar cada día y esto durante meses. Pero también puede puntearse en ocasiones hora por hora de días elegidos al azar. De este modo aparecerá el ciclaje de los centros aún en distintos momentos del día con mucha precisión.

Teniendo material de largos períodos y de ritmos diarios, puede iniciarse la tarea de interpretación....

En cuanto al rastreo de ensueños, me parece que se debería simplificar el procedimiento, utilizando cuatro técnicas.

La primera, mediante la ayuda de las cartas T.

Expuestas todas ellas ante la vista, pueden elegirse unas diez o quince decidiendo tal elección simplemente por la sensación de agrado que provocan.

Estas cartas que se han obtenido, se procesan según las letras de código que cada una tiene al pie. Se forman de esta manera varios grupos, eliminando las cartas aisladas.

En un nuevo procedimiento, se elige un solo grupo suprimiendo el resto.

El grupo elegido, da el clima de los ensueños generales y lo que tienen en común las diversas cartas del grupo, nos permite entrever el núcleo de ensueños.

Es recomendable repetir el procedimiento varias veces y en distintas ocasiones, hasta observar un núcleo que no varía. El reemplazo de las cartas T. por las manchas del test de Rorschach no parece contribuir a que los ensueños buscados se expliciten, (todo lo contrario), ya que se requiere toda una interpretación adicional sumamente discutible. De todas maneras ese test o el de Szondi u otros, pueden ser investigados a la luz de interpretaciones que nos son propias y teniendo siempre presente que fueron concebidos en base a un esquema diferente del siquismo humano.

La segunda técnica, se efectúa utilizando los círculos de personalidad.

Si en el círculo pequeño coloco aquello que más observo en otras personas o aquello que más critico en otros, y en los círculos que rodean al primero sigo anotando datos cada vez menos importantes o críticas más desdibujadas, termino obteniendo unos cinco o seis círculos que reflejan la proyección de los ensueños.

Dados los círculos, se buscan los caracteres comunes entre sí a fin de obtener un núcleo fijo.

Como en la técnica anterior, conviene repetir en diversas oportunidades el procedimiento hasta tener la certeza de un punto de apoyo invariable.

La tercera técnica, se refiere al rastreo de ensueños a través de las imágenes oníricas nocturnas.

Recordando al despertar el sueño nocturno, debe anotárselo de inmediato.

Para algunas personas es difícil el recuerdo del sueño llegando a creer que no sueñan durante la noche. Haciéndolas dormir en condiciones incómodas o excediéndolas en las horas destinadas al sueño, éste se «aliviana» y es más sencillo rescatar las imágenes.

Con material de varios sueños (obtenidos distanciadamente) se podrá trabajar hasta determinar una relación o un clima fijo, no obstante la diversidad de elementos. Ese clima fijo, delata el núcleo de ensueño.

Finalmente, existe una técnica del rastreo de ensueños de un modo directo. Esta consiste en la observación de las propias divagaciones o fantaseos en estado de vigilia cotidiano. La mejor forma de hacer aflorar los ensueños es contar previamente con el cansancio físico. En tal situación, si se hace reposar la mirada en un leño ardiendo o en agua que corre suavemente, se podrá observar el afloramiento del ensueño.

Es importante anotar los ensueños observados, para cotejarlos con otros de observaciones posteriores.

El material obtenido permite desentrañar el punto fijo.

Si se han usado las cuatro técnicas y cada una de ellas ha proporcionado un punto fijo, podrá observarse que al compararlas resultan similares. Si esto es así, se está con seguridad en presencia del núcleo del ensueño.

De acuerdo a lo anterior, bastaría operar con una sola técnica ya que todas conducen al mismo resultado. Pero se recomienda hacerlo mediante varios procedimientos a fin de evitar los errores de una observación apresurada o forzada.

Para terminar con estas cuestiones menores, diré que me parece una buena forma de entrar al Trabajo, producir monografias sobre la biografía, el bio ritmo y el rastreo del núcleo de ensueño personales.

Si la gente de nivel avanzado recomienda estos tres puntos a quienes se aproximan al Trabajo (al tiempo que supervise su realización) creo que prestará una ayuda adecuada facilitando la comprensión del tema de la mecanicidad.

No es el caso que los principiantes declamen algunos tópicos, sino que comprendan (y para eso que experimenten) en sí mismos aquello que se les explica.

Buenos Aires, 23 de Agosto de 1969


Conferencia :

VIGILIA, CONCIENCIA DE SÍ Y CONCIENCIA OBJETIVA

En la división atencional primaria se trata de aprehender los fenómenos del mundo externo, manteniendo la sensación de un punto del cuerpo. El ejemplo más usado es el del espectador cinematográfico que aunque sigue la secuencia del film, mantiene la sensación de su puño derecho.

El primer paso de la división atencional por consiguiente, consiste en mantener fijo un punto de apoyo mientras los fenómenos de percepción se desplazan y esto realizado no de un modo alternativo sino simultáneo.

En el segundo paso, se sustituye el punto de apoyo físico por la conciencia de la percepción o apercepción. En la apercepción, siguen variando los fenómenos de percepción, pero se mantiene como punto fijo la vigilancia sobre dichos fenómenos.

En el tercer paso se reemplaza el punto de apoyo de vigilancia por el punto de apoyo de la conciencia del yo, mientras se atiende a las percepciones.

La conciencia del yo que mencionamos es la sensación difusa y generalizada de la estructura síquicorporal.

Cada uno de los tres pasos enunciados pueden profundizarse si se reemplazan las percepciones por representaciones (p. ej. recuerdos).

Con la división estamos refiriendo la actividad atencional a dos direcciones distintas en su dinámica. Aun cuando el punto de apoyo «fijo» varía por el fluir de la conciencia, la actitud de conservar como referencia una sensación permanente, habilita a separarlo del fluir de las percepciones o representaciones.

Experimentado los tres pasos se comprueba una dificultad mayor en el trabajo con representaciones que con percepciones. Esta dificultad es la que brinda los mejores frutos a la división atencional.

Las cadenas asociativas que se disparan necesariamente en el estado de vigilia cotidiana, nos permiten decir que tal estado no es realmente de vigilia sino de ensueño. Llamaremos en adelante a aquél «mentación ordinaria».

La conciencia en mentación ordinaria realiza casi todas sus operaciones sumida en fantaseo y las imágenes que acompañan a la supuesta actividad despierta se convierten a menudo, en el objeto principal de la conciencia.

Merced a la división atencional, el fantaseo encuentra enormes dificultades pare desplegarse y aflora otro nivel de conciencia al que puede designarse con propiedad como «vigilia verdadera».

En ese estado, las actividades superiores se enlentecen pero la atención dividida en dos focos, se concentra y gana en profundidad. La mejor comprobación que se tiene de esta afirmación está dada por la ampliación de la memoria.

Pese a lo que pudiera suponerse, los datos grabados durante la división atencional poseen mayor vigor que los grabados en el estado de mentación ordinaria.

La estructura del espacio se modifica y los tiempos de conciencia tienden a centrarse sobre el instante presente, mientras las retenciones y las protensiones disminuyen.

Manteniendo una división prolongada, la percepción se depura y los objetos percibidos parecen cobrar mayor «realidad».

Pero lo más importante es la desadherencia afectiva que se opera en la relación con el mundo. Todo lo que llamamos «identificación» y «consideración» se reduce y los fenómenos de proyección emocional a las personas, objetos y situaciones, se limitan proporcionalmente a la intensidad de la división practicada.

Si el grado de sugestibilidad de las imágenes es máximo durante el sueño nocturno, durante la mentación ordinaria disminuye y se hace prácticamente nulo durante la división porque obviamente aumenta el sentido de la autocrítica al tiempo que baja la adherencia emocional.

Parece que tal estado va acompañado por ondas más activas que las producidas durante el sueño y la mentación ordinaria. Es probable que tal trabajo actúe sobre el punto del despertar que ubicaríamos orgánicamente a nivel de sustancia reticular.

Las experiencias realizadas con electroencefalógrafos merced a procedimientos de división de imágenes («imagine usted que usted mismo está sentado a su lado» o bien: «imagine que usted se ve o se fotografía desde afuera») muestran ondas más activas que las de la mentación ordinaria, pero menores que las de la división atencional. Ya en aquel caso se sospecha una interna operación sobre el punto del despertar.

Las características mencionadas, nos permiten afirmar que la división atencional produce un estado de conciencia superior al de la mentación ordinaria.

Desde luego que el término «superior» delata una escala de valores ajena a quien no está en el Trabajo.

Al nuevo estado puede considerárselo como de vigilia verdadera en cuanto el sujeto controla la mecanicidad de su conciencia en materia de ensueños. Pero esta vigilia no implica necesariamente la conciencia de sí, por lo menos en los dos primeros pasos.

No se trata de una división atencional en tres líneas. La bifurcación se mantiene, pero reemplazando la difusa sensación de apoyo por la observación de los procesos internos.

Debe comprenderse a la conciencia de sí como un caso particular de la vigilia verdadera en el que se observan no sólo las percepciones referidas al mundo externo sino los procesos mentales que pueden corresponder o no a las percepciones, ya que la atención está efectivamente dividida.

La operación que permite tal control es conocida como autoobservación y no debe ser confundida con ningún paso de la división atencional. Mientras en los tres pasos de división atencional la actitud de apoyo está referida a especies de sensaciones (aun el apoyo de la apercepción), en la autoobservación la actitud de apoyo está referida a la observación de los procesos internos.

En ningún caso en la autoobservación se reemplaza percepciones por representaciones. De hacerse esto se llegaría en un momento a observar una representación y simultáneamente en la actitud de apoyo, la misma representación pero como acto de conciencia referido al objeto de representación. Estaríamos en ese caso trascendiendo el yo sicológico y la división atencional desaparecería para convertirse en la observación de una estructura. Podría suceder, no obstante, que observara por una parte representaciones del tipo del recuerdo y por el lado de la actitud de apoyo, procesos internos de tipo motriz. En tal caso, la atención permanecería dividida.

Para evitar complicaciones es que se recomienda mantener una de las líneas referidas siempre a la percepción.

El objetivo de la autoobservación no es descriptivo, ni pretende explicar qué son los fenómenos de conciencia como pudiera hacerlo la introspección metódica. Su objetivo es estrictamente la producción del estado de conciencia de sí.

Debe considerarse que tanto la división atencional como la autoobservación se mantienen a nivel de yo psicológico y no de «yo» fenomenológico.

La autoobservación implica la división atencional. El estado que le corresponde es la conciencia de sí, que no puede realizarse sino en estado de verdadera vigilancia.

La división atencional podrá ser cuestionada por algunas corrientes sicológicas que identifican el yo con la atención. Como suponen que tal yo es indivisible, a la atención harán corresponder igual característica.

Otros piensan que la atención es una función del yo y éste, la estructura organizadora de los procesos mentales. Tal estructura admitiría sólo un foco atencional que podría abarcar varios objetos simultáneamente o bien oscilar de unos a otros a tal velocidad que produciría en el sujeto la ilusión de haber dividido su atención.

Si bien es cierto que la explicación de la división atencional por el recurso de la «ilusión» del sujeto no es descabellada, importa previamente que tal corriente sicológica demuestre que el yo es la estructura organizadora de los procesos y que la atención es una función de tal estructura.

Nuestro esquema del siquismo es tan claro que la confrontación de alguno de sus aspectos con las corrientes contemporáneas no tiene sentido polémico y es de utilidad en cuanto ilustra por contraste, alguna de nuestras afirmaciones.

Ubicados en este punto, aparecen las dificultades propias de la conservación del estado de conciencia de sí.

La práctica de la división atencional tiene utilidad sólo como preparación de la autoobservación.

La conciencia de sí, puede hacerse más o menos permanente, cuando el que la logra posee suficiente energía.

Sabemos a qué tipo de energía se hace referencia y conocemos los medios pare obtenerla.

La conciencia de sí es un gran avance en el hombre y puede adquirirse trabajando tenazmente con la autoobservación en la vida cotidiana.

Aquel que aspire al estado de despierto comprende que debe superar hasta la conciencia de sí. Comprende que debe liberarse de todos sus apegos y «morir para el mundo».

El único instrumento adecuado pare el logro de ese estado que conocemos como «conciencia objetiva», parece ser la meditación trascendental.

Para explicarnos es correcto hacer algunas referencias a cierto tipo de pensar científico que nos aproxima a los pasos previos de la meditación trascendental.

Tanto el mundo de los objetos percibidos como el mundo sicológico aparecen para un pensar riguroso, en el ámbito de lo dubitable.

El mundo de lo sicológico, puede ser trascendido si se toman en cuenta no sus objetos, sino los actos de conciencia que a ellos se refieren.

Estos actos, se convierten a la vez en «objetos» de conocimiento. Sabemos que puede llegarse a un mundo trascendental, luego de haber reducido los datos materiales de toda operación sicológica. No parece existir otro método que éste.

Quien está empeñado en una tarea científica no tiene otro recurso que utilizar algún tipo de descripción de ese «mundo». Tal descripción deberá responder a preguntas tales como: «qué» o «cómo» es ese «mundo».

Hay quienes piensan que no es correcto avanzar más allá de la respuesta por el «cómo». Opinan que una tarea descriptiva deja de serlo en cuanto se esboza una interpretación. Pero sucede que ya la simple descripción, lleva implícito un sistema de interpretaciones.

En este punto se bifurca el camino. Por el sendero de la descripción irá el pensar científico hasta completar un cuerpo de doctrina sobre ese mundo trascendental puro. Por el sendero de la contemplación avanzará la meditación trascendental.

La meditación trascendental podrá ser objetada desde el punto de vista del pensar científico, como una actividad sin posibilidad de desarrollo, temerosa del error, sin compromiso intelectual.

La descripción parejamente, puede ser objetada como una recaída en el mundo de lo dubitable, como una traición a la actitud científica básica de habérselas únicamente con entidades que no pueden ser cuestionadas.

Pero las mutuas acusaciones desaparecen cuando se advierte que los senderos difieren en sus orientaciones y que el peregrino que se decide por uno u otro, lo hace movido por distintas finalidades.

La meditación trascendental no reclama para sí las palmas científicas sino que pretende ser una vía para la liberación del hombre. No obstante, exige todas las precauciones del pensar riguroso hasta que da con el objeto de su búsqueda.

La meditación trascendental como actitud general es pasiva y coloca al ser humano en estado de disponibilidad pare «ser iluminado». No obstante, en ella se verifican distintos pasos activos que permiten seleccionar los objetos de ese «mundo» hasta dar con el adecuado. Por otra parte y una vez descubierto y «presentado» e! «objeto» de meditación, la contemplación admite profundizaciones de distinto nivel.

Los problemas de la intersubjetividad, de la historicidad del mundo y de la relación de la conciencia con ese mundo, no parecen haber sido resueltos por la doctrina organizada en torno al método descriptivo. Es evidente que todo el sistema queda apresado en el solipsismo.

La meditación trascendental en su cúspide parece lograr la comunicación de la conciencia con aquellos ámbitos.

La meditación trascendental como forjadora de la conciencia objetiva, consiste en la contemplación del mundo eidético, no dependiente de la subjetividad humana. La presencia de ese mundo no dependiente, hace experimentar tanto la dependencia de la propia subjetividad como la dependencia del mundo externo a ella ligado, en una misma corriente de participación.

Por cierto que quien no ha accedido a tales experiencias podrá argumentar que se trata de las viejas fórmulas del realismo clásico o según los casos, de los artilugios del idealismo trascendental.

Pero no debe inquietarnos, porque la crítica proviene de quien no ha recorrido ese sendero.

De todas maneras y gracias a la meditación, puede organizarse una completa «imagen del mundo».

Las ciencias oficiales podrán brindarnos resultados prácticos en el mundo de lo cotidiano, pero no parecen hallar justificación en ningún sistema que las comprenda, ni desde luego, en sí mismas.

La imagen del mundo derivada de la meditación trascendental, tal vez pudiera remodelar las ciencias, conectando entre sí las diversas disciplinas (que hoy amenazan separarse destructivamente) y uniformar el lenguaje para que esto sea posible.

Una reorganización de las ciencias en base a los patrones de la filosofía fenomenológica o una comunicación interdisciplinaria gracias a una suerte de metalenguaje lógico, parecen desde nuestro punto de vista, tareas destinadas al fracaso. ¡De todas maneras, el impulso inicial dado por el método fenomenológico, puede luego de numerosos intentos, perfeccionarse hasta superar sus prejuicios.

El prejuicio descriptivo operando a nivel de mundo trascendental no permite una salida fuera de los campos convencionales.

Si no varía la estructura mental de los científicos ocupados de tales problemas, éstos resultarán insolubles.

Es difícil comprender que una actitud pasiva como es la de la meditación, pueda organizar a su alrededor ámbitos concéntricos para la comprensión científica del mundo.

Si quisiéramos ser pintorescos diríamos que en esta encrucijada histórica la Ciencia podrá sobrevivir, si las mejores cabezas pensantes acogen las experiencias de la Mística.

Hemos dicho antes, que «la meditación trascendental no reclama para sí las palmas científicas, sino que pretende ser una vía para la liberación del hombre». Pero si esta vía es correcta, el cambio que puede operar en aquel que toma contacto con esas experiencias fundamentales, producirá correlativamente la modificación de su estructura mental científica.

El tema de la relación Ciencia Mística, ha sido considerado desde distintos ángulos y en diversas épocas, pero el peculiar momento en que vivimos nos hace tomar esta relación no como una cuestión más, sino como el tema de urgencia.

Hay quienes sienten sus obligaciones para con el hombre y hoy es de primera importancia la labor educadora que deben desarrollar.

Si las cabezas científicas están (en elevada proporción) obturadas para el descubrimiento de realidades trascendentales y por esto mismo no se vinculan a la Mística, es deber de ésta acercar a aquéllas las experiencias que produzcan el cambio.

La Mística debe aproximar a los rectores de la Ciencia un nuevo instrumento.

Al hablar de las cabezas científicas obturadas hacemos la salvedad de aquellas que fundamentan y fundan la Ciencia en un pensar indubitable, aunque por el momento tal pensar haya sufrido desvíos en su desenvolvimiento.

Los hombres preocupados por los problemas de fondo, no deben engañarse con las luchas periféricas entre ideologías o sistemas políticos. Está planteada una lucha más profunda y total entre la zona oscura y destructiva del hombre y su zona de luz, entre el sueño y el despertar, entre la regresión y la evolución. La verdadera lucha del hombre está en su conciencia, importa pues despertarla.

La nueva imagen si pretende ser «verdadera» podrá construirse únicamente desde un nivel de conciencia objetivo en el que las diferencias entre conciencia y realidad, desaparezcan.

No hemos expuesto la relación Ciencia Mística, para justificar la utilidad de la última. Al fin de cuentas, una nueva imagen del mundo se construirá a partir de ella y como consecuencia de sus experiencias fundamentales.

El objetivo de la meditación trascendental es, primariamente, no mundano. Esto no excluye que lo mundano sea peraltado por ella ulteriormente.

Por otra parte, quien se aboca a su realización interior por la vía de la contemplación, no pretende eficacia en el mundo cotidiano.

Hoy se generaliza la sospecha de que está preparada una nueva «revelación del Ser» y si ésta se opera a nivel de experiencia mística y no a nivel de experiencia científica, este redescubrimiento no permanecerá aislado en el nivel superior de algunas conciencias, sino que habrá de comunicarse a toda la humanidad, usando para esto medios adecuados. Sobre tales medios nada podemos decir, pero pensamos que la nueva revelación operadora de un cambio radical se expresará también de un modo nuevo, fuera de las previsiones lanzadas por la forma mental actual aceptada, que pertenece a las regiones de oscurecimiento del Ser.

Buenos Aires, 24 de Agosto de 1969.


Conferencia :

LA ESCUELA Y EL MOMENTO ACTUAL

Todos sabemos que la Escuela avanza aún en las épocas difíciles, como si fuera un poco independiente del momento histórico.

Yo respondería, si me fuera permitido, más bien por la relación de la Escuela con la gente que ingresa a ella, porque es esa gente la que forma su cuerpo.

Los hombres y mujeres que están en la Escuela poseen un nivel que les permite independizarse (relativamente) de muchas situaciones epocales. Pero aquellos que ingresan, lo hacen determinados precisamente por la situación histórica en que viven y si tal situación produce un ser humano que se orienta hacia la Escuela por motivos que nada tiene que ver con ella, difícil será la tarea de lograr un cambio de nivel en aquél que se encuentra despistado desde su comienzo.

La Escuela aparece entonces relacionada con el momento actual, gracias a los hombres que ingresan a ella motivados por ese momento.

Llegado a este punto, al dar cuenta de los partícipes responderé verdaderamente por la Escuela y su relación con el momento actual. Estrechando aún más el campo, trataré de hablar de un tipo de hombre, justamente del hombre que mejor refleja la época y que es curiosamente, el más peligroso para la Escuela. Creo que estamos en presencia de él y como no podemos eludirlo propondré al final de mi desarrollo una variante que debería producirse a fin de separar el «trigo de la cizaña».

Entrando en tema.

He visto con sorpresa la expansión desmesurada de la Escuela y me parece que de algún modo eso está relacionado con el crecimiento de la superstición o más técnicamente, con el crecimiento de la conciencia mágica.

lnteresa estudiar tal conciencia, aunque esto nos obligue a dar un rodeo al investigar la estructura general de la conciencia emocionada de la que aquella es un caso, según se ha propuesto en un brillante esbozo sartriano.

La conciencia emocionada en general, modifica la conducta corporal a fin de modificar las cualidades del mundo y estas cualidades nuevas que «pone» son proyecciones subjetivas que no pertenecen desde luego a los objetos externos.

De esta manera, la conciencia emocionada cuenta con creencias que se transfieren dotando de intencionalidad a los objetos. Una vez «cargados» los objetos afectivamente, la conducta corporal se orienta hacia ellos de un modo no eficaz (como es eficaz contrariamente, cualquier actitud motriz que objetiva al propio cuerpo colocándolo en el mismo plano de los objetos sobre los que actúa).

La conducta corporal correspondiente a la conciencia emocionada es de tipo ritual, como bien ha descrito más de un pensador contemporáneo.

Es frecuente reír y palmotear en estado de alegría como si tal risa y palmoteo fueran ritos de encantamiento o de apresamiento sintético del objeto apetecido.

El niño (y aun el adulto) inmoviliza su cuerpo o lo tapa con sábanas y mantas en el lecho nocturno cuando siente temor. Cualquiera que estudia apresuradamente la conducta de quien tiene miedo puede llegar a deducir que se manifiesta como acto de disimulo, de ocultamiento frente al objeto hostil que amenaza. Pero un buen observador advierte que esa conducta no es eficaz y que no se trata tanto de ocultar el cuerpo como de negarlo, a fin de negar el objeto hostil.

Ocultarse en la tristeza es un rito bastante difundido y tiene como fin, hacer «desaparecer el cuerpo» para que lo triste (proyectado) desaparezca.

Mucha gente reacciona frente a un objeto que súbitamente la sobresalta gritando fuertemente como si con ese acto ritual asustara o ahuyentara a la vez, al objeto sobresaltante. Hemos visto en más de una ocasión a personas que sobresaltadas por un perro (de esos que aparecen súbitamente), han respondido al ladrido con un grito, resultando con esto una curiosa situación porque atacante y atacado han huido inmediatamente en direcciones opuestas gracias a la oportunidad del rito, que en este caso ha resultado ser una conducta efectiva. Si en lugar del perro, el objeto sobresaltante hubiera sido una pared que se derrumba, el rito desgraciadamente, no hubiera resultado eficaz.

Nadie niega que los ritos que acompañan a la conciencia emocionada pueden cumplir con otras funciones. En efecto, la risa y el llanto son abreacciones motrices o descargas de tensión emocional que alivian la sobrecarga de los centros y se verifican cuando las polaridades se invierten.

En toda situación cómica a la que se responde con risa, hay la presentación del objeto con un «si» y un «no» simultáneos. El objeto aparece contradictoriamente y las tensiones creadas por esa «asimilación de impresiones contradictorias» se expresa emotivamente y luego por armónicas motrices, semejando una expulsión de alimentos mal digeridos.

Una bella cabeza vista desde atrás que súbitamente nos presenta un perfil excesivo, provoca un «si» y un «no» en nosotros.

Un hombre educado que en lugar de dar su mano a la dama encantadora da su pie, provoca en nosotros una contradicción emotiva.

Seguramente, los gritos de defensa además de sus expresiones rituales algo tienen que ver con un llamado de auxilio larvado. Pero esto no resulta tan claro cuando el hombre pusilánime al pasar frente a una casa misteriosa silba con aire despreocupado.

Hay muchos estados de conciencia emocionada, con su arsenal de ritos respectivos. Uno de esos estados es el de conciencia mágica en la que el rito cobra gran importancia y se destaca como la conducta menos eficaz observable.

Cuando un hombre siente que de pronto otro «mundo» se manifiesta en la silenciosa violencia de la medianoche (que ese mundo se siente inevitablemente en aquella luz amarillenta, en los espejos que acechan, en la llovizna, en las calles desiertas y empedradas, en los tenebrosos cementerios donde algún árbol es el «médium» que traduce la viscosidad de ese mundo y le da entidad física, perceptible, convirtiéndose en símbolo de lo siniestro), ese hombre está cubierto por la conciencia mágica.

En el caso mencionado, la situación mágica es reemplazada por cualquiera de las habituales al encontrarse el sujeto al día siguiente en su fábrica. Pero situaciones comunes pueden teñirse mágicamente y generalizarse ese teñido a la totalidad de la existencia.

Hay una forma de estar en el mundo que puede designársela: «mágica». La conciencia mágica afecta al conjunto de las operaciones internas y se proyecta sobre el mundo de los objetos cotidianos. Se trata por consiguiente de una situación mágica y de un «mundo mágico» cotidiano en el que la conciencia se encuentra.

La conciencia mágica, es un caso de la conciencia emocionada en que el fantaseo de la mentación ordinaria huye de la dificultad del mundo, pero regresa a él con proyecciones rituales hacia los objetos que avanzan a diario con una hostilidad incomprensible e incontrolable para la razón.

La actitud ritual de la conciencia mágica es común a todos los casos de la conciencia emocionada, pero la emoción prevalente en este caso, es la del miedo frente al avance de lo desconocido.

El correlato orgánico de la conciencia mágica es la piel. Su sentido idóneo, el tacto.

El miedo se siente a través de la piel. Ese miedo hace referencia a «aquello que se desliza por atrás y atrapa sorpresivamente». En ese momento surge el acto ritual, no para acabar con el miedo sino para degradar a «lo miedoso».

Esquematizando: primeramente se pretende operar sobre el mundo por medio de actos de conciencia ya que no hay operaciones físicas disponibles para defenderse de un atacante invisible cuyos fines por otra parte, se ignoran. El cuerpo en ese estadio queda inactivo, relegado. Todo es percepción: ojos que se abren desmesuradamente, oídos que tratan de aguzarse, inactividad motriz generalizada.

Posteriormente se siente en el mundo, la actividad que falta al cuerpo.

En tercer lugar, la conciencia inventa un acto (rito) para que éste impida el avance de lo miedoso.

Por último, el rito cobra valor propio, se codifica y se mantiene en reserva, a la espera de nuevos embates.

Así, con la conducta o con el objeto ritual (fetiche), se pone nuevamente el mundo mágico que sólo «espera» la oportunidad de manifestarse. La conciencia atrapada, necesita impedir el «avance» (por lo tanto la «venida») de lo miedoso. Esto ya hace referencia al futuro, como tiempo de conciencia. Ese futuro en acecho, es el que a menudo convierte tal conciencia en Destino.

¿En qué momento el mago cotidiano queda encerrado en su propia trampa?

En el primer momento. En el momento en que pretende operar sobre el mundo de las cosas con artificios estrictamente mentales.

Operar en el mundo de las cosas significa operar físicamente y esto es lo que el mago niega. Esta desconexión primaria entre la conciencia y el mundo de las cosas crea el ámbito de la situación mágica.

Ese creer en el poder de la conciencia, ese creer que la Revolución se producirá por el solo acto de pensarla, esa creencia de que no moriré porque no lo quiero, está a la base del fenómeno mágico.

De este modo, el poder mágico del pensamiento se explica desde cierta creencia particular.

La situación mágica se producirá según la existencia de cierta creencia en la conciencia del futuro mago.

Parece cierto que la degradación de la conducta frente a las cosas, crea el ámbito de una situación que será conformada mágicamente por cierto tipo de creencia.

En el «si yo no voy a la montaña...» está la degradación de la conducta, y en aquello de «... que la montaña venga a mi» está la situación armada según creencia mágica.

Es importante volver a destacar que la conducta degradada crea el ámbito que ha de conformar la creencia mágica.

La situación de la conciencia es en ese instante, de «rechazo del mundo», de «negación del mundo». Entonces, el cuerpo se fuga dolorosamente como los cuernos del caracol al tomar contacto con los objetos.

El rechazo del mundo es la clave de la conducta fugada. Rechazado el mundo, los encantamientos rituales serán constantes intentos de impedir que el mundo de las cosas ate efectivamente. El avance del mundo de las cosas (en el caso extremo de la situación límite) se hará tan intolerable, que únicamente el desmayo o la enfermedad mental (y a veces física) serán los ritos adecuados para degradar ese mundo.

Cuando en épocas como la actual, lo cotidiano aparece como ámbito de dificultades crecientes, el estado de mentación ordinaria se acentúa y el hombre se repliega en sus ensueños de un modo que hace pensar en las edades oscuras en que el mundo era una masa hostil imposible de penetrar y manejar. Y aquello que suponemos de algún periodo de la historia, parece confirmarse en el niño en quien se da un comportamiento mágico frente a la hostilidad del mundo.

No obstante el progreso de los conocimientos (para el hombre corriente que posee una visión «científica» abstracta) ellos no tienen aplicación directa sobre la complejidad del mundo cotidiano sino a la inversa. Los mismos productos de la técnica operan como herramientas de difícil comprensión que obligan irremisiblemente a su uso.

La conciencia mágica y en general la conciencia emocionada, aparecen de continuo en la historia del hombre así como en la biografía personal. Pero hay momentos históricos así como momentos especiales de la vida personal, en que la conciencia mágica irrumpe con tal violencia, con tal oscurecimiento de la razón, que el edificio social e individual se tambalean peligrosamente.

La fuga vuelve al mundo convertida en magia. Se entiende, la conducta fugada de un primer momento, se manifiesta luego en rito.

Las exigencias de esa conducta son cubiertas hoy por las respuestas que empieza a dar toda una sociedad en fuga.

La conducta social amenaza con fugarse en bloque... pronto el mundo será realmente mágico. De aquí a la imposición del rito colectivo hay un paso. Es evidente que se impondrá el rito que mejor traduzca las exigencias de la fuga actual. Tal rito será adaptado a las exigencias de la época y podrá pasar por ceremonia de Estado o por deporte organizado en estadios gigantes.

No debemos engañarnos, detrás del conductor político o religioso, detrás del líder artístico que arrastra histéricas multitudes, hay un brujo de tribu.

También hay brujos que cumplen con funciones médicas en la tribu. El brujo médico puede hoy usar la máscara de sociólogo o de sicólogo social.

Hemos observado el intento de algunos sicólogos en EE.UU. Allí pretendieron en un momento, que todo candidato político pasara por sus análisis para evitar que un hombre «con excesivos traumas o complejos» llegara al Poder.

Veamos otros casos de conducta mágica cotidiana.

El sonriente panzón protege sus ganancias con una pata de conejo. Los reumáticos compran rarísimas pulseras imantadas. Los novios se regalan llaveros con signos zodiacales. Las adivinas aumentan en número y prestigio.

El joven revolucionario resuelve sus problemas amorosos embriagándose porque la varita mágica del Partido no soluciona ya todos sus problemas personales... hay que cambiar de rito.

El alcohol y la droga, dos formas muy viejas de encantamiento, hoy se abren paso con vigor ejemplar.

Las revistas, los periódicos, la radio y la televisión informan a la buena gente (día por día) sobre el curso de los astros, sobre la conveniencia o no, de actuar en el amor o los negocios.

Extraños cultos y ritos absurdos, cobran adeptos. El Oriente, penetrado por la ciencia y técnica occidental, lanza su respuesta mágica que es aceptada de buen grado por una civilización que ha perdido su fundamento cristiano.

En las empresas, se somete a los postulantes a tests sicológicos y no falta en algunos casos, el análisis grafológico, la carta natal y el estudio quiromántico.

Sí; muchos hombres de gobierno, muchos empresarios, muchos obreros, muchos intelectuales, siguen el consejo esotérico.

Viendo todo esto, se siente uno tentado a parangonar: «Roma declinaba y en el Imperio la superstición iba creciendo, qué relación guarda aquello con esto que hoy sucede?».

Las consideraciones sobre tal asunto, nos llevarían demasiado lejos. No obstante, formulemos otra pregunta y dejémosla también sin responder: por qué el creciente rechazo del individuo hacia el mundo actual?

En lo que llevamos expuesto hasta aquí hay dos niveles bien distintos de certeza. El primero se refiere a una descripción parcial de la conciencia mágica y el segundo a la interpretación de datos empíricos separados, a los que se hace jugar estructuradamente para dar cuenta de ellos según el fenómeno descrito previamente.

Tal procedimiento no es legítimo. Pero nuestra intención es simplemente la de mostrar el ámbito aproximado en el que podría encontrarse la gente que rodea el Trabajo (y a la vez poner en claro que cuando hemos hablado en otras ocasiones de «morir para el mundo» o «alejarse del mundo» no hemos ignorado lo que esto significaba sobre todo en el caso de no existir un adecuado nivel de conciencia y un objetivo preciso).

Un hombre que entra al Trabajo suponiendo que va a lograr poderes mágicos está proyectando su conciencia emocionada y esto no ha de ayudarlo en su realización interior.

Es cierto que puede experimentarse la acción de la mente sobre el mundo de las cosas. La moderna Parapsicología da muestras de ello y todos sabemos que en el Trabajo se desarrollan «poderes» (para llamarlos de algún modo) superiores a los de la mentación ordinaria. Pero debemos ponernos en guardia frente a las pretensiones de la mentalidad supersticiosa tan corriente en estos días.

Porque la superstición está muy difundida, hay peligro tanto para el que cree en el fetiche, como para aquel otro que proyecta sus estados de mentación ordinaria aunque esté ataviado con ropaje cientificista. También el cientificista tiene fetiches que justifica soberanamente haciendo uso de su argumentación característica.

Si no se adquiere un nuevo nivel, no debe avanzarse en el Trabajo a fin de no convertir en fetiches a instrumentos o sistemas de ideas que están destinados a otros fines.

Dada la situación en que se encuentra la Escuela, penetrada por mentalidades supersticiosas del tipo que he venido describiendo, es que propongo humildemente rectificar la línea llevada hasta ahora.

Estoy obligado a ser explícito.

Tanto la organización de Escuela, como su terminología, su simbólica y sus métodos, han tenido significados profundos basados en el conocimiento directo del ser humano. Pero observando la situación que nos toca vivir, yo propongo que se considere todo desde sus raíces.

Me parece fundamental recomenzar el Trabajo derivándolo estrictamente de las experiencias de la meditación trascendental porque de otro modo, todo lo que se haga tendrá significado mágico y cobrará cuerpo en tal sentido.

La Escuela debería ser destruida y dispersados sus miembros operándose su reconstrucción desde aquellas personas que posean un nivel suficiente como para comunicar las verdades del mundo trascendental.

En la reconstrucción que hubiera de producirse (de ser posible lo que propongo) creo de utilidad negar la existencia de maestros, iniciados o seres semejantes; negar la posibilidad de comunicación del hombre con otros niveles de conciencia que él no posee y paralelamente afirmar que la Escuela es algo reciente que se va haciendo con el tiempo y que necesita de la colaboración científica de sus miembros.

Creo que la Escuela, en fin, debería borrar hasta la palabra «Escuela» y presentarse en esta época como un con junto de equipos de investigación resultante del momento de crisis actual. Aparecerían tales equipos, como un intento más en la búsqueda de verdades permanentes, o por lo menos de verdades útiles, que puedan dar respuesta a los interrogantes más profundos del ser humano.

El Trabajo podría así reiniciarse desde otro nivel, permitiendo la traducción de verdades fundamentales y eliminando la posibilidad de acercamiento del hombre supersticioso. En tales condiciones, la Escuela podría convertirse en un formidable Movimiento de Liberación Interior.

Comprendo que las objeciones a este planteo son varias y seguramente válidas, pero antes de escucharlas quisiera terminar de explicar mi punto de vista.

Entiendo que las verdades fundamentales son no dependientes de las necesidades epocales, pero creo que es la época la que pone el ámbito gracias al cual la conciencia humana puede estar en situación de hacerse valederas preguntas. Siendo así las cosas, las preguntas surgirán como necesarias en ciertas épocas y en otras existirá no sólo un olvido de las respuestas, sino un olvido por la correcta forma de preguntar. Pero como la situación humana es tan diversa, existirá en el futuro (como antes ha existido) un número suficiente de individuos capaz de preguntar correctamente, capaz de asimilar las respuestas fundamentales y capaz de trasmitirlas a otros que partan de necesidades tan esenciales como fueron las suyas propias.

Para que esto sea posible es necesario que la superstición no toque a la Escuela ni se provoquen desvíos en los problemas de fondo.

Además y como cuestión importante, es necesario evitar que la Escuela produzca instituciones de hombres mundanos que terminen volviéndose en contra de las verdaderas enseñanzas como parece haber ocurrido más de una vez en la historia.

Buenos Aires, 25 de Agosto de 1969.


LA SEGUNDA ARENGA PROHIBIDA

En un barrio obrero de la ciudad de Córdoba se esperaba a Silo. Pocas horas antes se impedía la concentración del pueblo en el lugar escogido. Las emisoras trasmitían comunicados alertando sobre la prohibición del acto... Pero demasiado tarde. Esta vez se desencadenó la violencia y los seguidores fueron agredidos injustificadamente.

No obstante el pacifismo manifiesto de la multitud, hubo no menos de sesenta detenidos.

Los informes oficiales dieron cuenta de «pequeños grupos» y de «once detenciones». Las cámaras de T.V. captaron, y luego difundieron, un cuadro distinto.

Silo reunió esa noche en un local cerrado a un centenar de simpatizantes. Se permitió la entrada solamente a las personas más próximas.

En esa oportunidad dijo:

«He dicho y repetido más de una vez; que respondiendo al pedido de quienes desearon oír mi palabra, traté de expresarla. Que esto se haya podido realizar o no, es un simple accidente.

Lo que si me parece importante, es destacar que aquí no hay un maestro, ni un guía, ni un líder.

En todos los casos respondí al llamado y traté de comunicar mis experiencias, pensando que podrían servir para que cada uno las confrontara con las propias. Pero aquel que de esas palabras ha hecho un dogma, agregó un nuevo eslabón a su cadena.

Cada uno es su propio maestro en las experiencias fundamentales y cada uno tiene derecho a comunicarlas a otros. Impedir lo segundo es además de tontería, señal de brutalidad. Confundir la expresión con una enseñanza es en ocasiones un error, en ocasiones debilidad interior.

En las cosas del espíritu, pueden darse algunas herramientas pero en definitiva uno mismo es el artesano, uno mismo realiza su experiencia.

Quien no comprende que un Maestro o un dogma o una religión no salvan a la propia conciencia, no comprende entonces el sentido de la experiencia que trato de comunicarle y a la vez (por este hecho) queda demostrado que mi intención ha fracasado. En tal situación de mal entendido, es preferible que no escuche lo que digo a que deforme mis palabras, porque esto último induce el error en otros que también están en la búsqueda.

Cuando digo: «Siente, piensa y actúa en la misma dirección» estoy exhortando a que se realice una nueva experiencia de la que cada uno debe extraer sus consecuencias.

Cuando invito a la meditación, sugiero que cada cual experimente el silencio y escuche la voz de su conciencia.

Cuando digo: «Actúa sin violencia» doy referencias para que las experiencias fundamentales tengan un ámbito en el cual echar raíces.

Algún teórico ha dicho que esto es un simple eticismo, pero me parece que tiene más grandeza que el eticismo, dado que tales sugerencias tienen como finalidad, poner una situación humana desde la cual cada uno pueda hacer su propio lanzamiento o su propio buceo según le parezca.

Otros objetan que aquí no hay un nuevo mensaje. Si la palabra «mensaje» quiere decir para ellos «enseñanza» tienen razón. Si se refieren en cambio a la comunicación de experiencias, creo que se equivocan. Que el lenguaje a fuerza de conocido resulte viejo, no implica que las expresiones cobren nuevo significado cuando, desde luego, hay otra conciencia haciendo esfuerzos por abrirse a significados nuevos.

Por otra parte, ¡qué insustancial resulta el juicio por la novedad como si se tratara de vender el último modelo de un refrigerador!

Amigos míos: para saber de qué estamos hablando es necesario aprender a escuchar y esto es muy difícil porque debe acallarse el «ruido» interno que todos hacemos de continuo, acostumbrados como estamos desde la niñez a objetar y discutir algo antes de comprender de qué se trata.

Casi todos los presentes están familiarizados con estos razonamientos, pero precisamente por esto puede ser que muchos estén adormecidos a una forma de ver y sentir todo de un modo nuevo, de un modo sin memoria, sin acondicionamiento.

No ignoro que la transmisión de las experiencias debe adecuarse al lenguaje que cada uno es capaz de asimilar, no se critique luego que utilizo distintos niveles de expresión según sea aquél que me escucha. Aun cuando se empleen distintos niveles, el sentido final es siempre el mismo, así se lo arregle como conjunto de preceptos morales o se lo explicite de un modo más o menos culto.

Pero mi intención al llamarlos aquí no ha sido la de hablar de estos asuntos, sino la de trabajar con ustedes a fin de lograr la inmediata liberación de las personas detenidas en barrio Yapeyú. Veamos cómo logramos esto...».

26 de Septiembre de 1969.


LA TERCERA ARENGA PROHIBIDA

Silo fue invitado a Buenos Aires para que comunicara al pueblo sus experiencias.

La ciudad comprendió desde el primer momento, que su palabra sería impedida nuevamente. En efecto, las autoridades prohibieron el acto momentos antes de iniciarse.

Transcribimos a continuación el relato tragicómico de los acontecimientos hecho por un diario local aún a riesgo de minimizar o ridiculizar los hechos porque la crónica de ese día, malintencionada o no, revela el tratamiento que en general sufrieron las arengas de Silo.

«Como la reunión carecía de permiso oficial, a las 19 entró a la plaza el primer pelotón de la comisaría 73, al mando de un oficial que ordenó a la concurrencia a dispersarse. Eran todos jóvenes, más de un millar . . .

«Ante la pasiva resistencia, la policía extremó las medidas para «limpiar» la plaza de gente y realizó las primeras detenciones...

Por pura coincidencia, en la esquina de Pueyrredón y Bartolomé Mitre un grupo evangélico comenzó a tocar música sacra y a hablar por un micrófono. Todos creyeron que era Silo y en medio de corridas rodearon al orador cristiano.

—¡Nunca tanta gente ha venido a escuchar este mensaje de Cristo!—exclamó entusiasmado y sorprendido a la vez...

«Pronto los «siloístas» corrieron hacia el extremo opuesto de la plaza, en otra maniobra de distracción contra la policía...

« . . . llegaron carros de la Guardia de Infantería con cascos de acero y gases, y violentamente corrieron a todos de la plaza, y hasta dieron bastonazos a gente que esperaba vehículos de transporte. Como los «siloístas» les arrojaban monedas y gritaban, los infantes decidieron terminar con todas las aglomeraciones y «arrasaron» con el mitin evangélico. Se rompió el micrófono y el tocadiscos. El pastor desde el suelo rogaba: «¡Sálvame, Dios mío!» mientras todo se fotografiaba y filmaba. El comisario pidió excusas, pero otro pastor le contestó: «Dios sabe a quién debe juzgar. . .!». Mientras tanto los «siloístas» voceaban repetidamente ¡Silo! y lanzaban volantes donde se leía: «Silo es bueno»... y entonces explotó un paquete de poderosas bombas lacrimógenas haciendo llorar hasta a los policías».

La Razón 1° de Noviembre de 1969.

Otro diario dió la siguiente información:

«Eran las 18.30 cuando personal de la comisaría 7ª, ante la gran cantidad de personas que iba llegando a la plaza, intentó dispersarla...

«En virtud de las características que iban tomando los sucesos, la policía pidió refuerzos al Departamento Central, llegando hasta el lugar una dotación de la Guardia de Infantería provista de pistolas lanza-gases y largos bastones comenzando a desalojar la plaza. La acción policial se hacía impotente para lograr la circulación de las personas concurrentes...

«La lucha fue dramática.

«Los efectivos policiales realizaron alrededor de 30 detenciones que fueron trasladadas a la seccional 7ª y la oficina de Ceremonial de la Policía Federal informó, por su parte, que en los acontecimientos fueron apresadas 15 personas. En cuanto a «Silo» se estima que se encuentra en algún lugar de Buenos Aires, en libertad. Trascendió también que salió de su departamento junto a un amigo para dirigir el mensaje a sus adictos pero, llegado a Plaza Once y al notar la presencia policial que trataba de disolver la manifestación, optó por desaparecer.

«Asimismo, la policía debió concurrir a la esquina de Bartolomé Mitre y Ecuador donde estalló un petardo de alto poder».

Crónica 5° y 6° 1° de Noviembre de 1969

Los lectores de los diarios no pudieron apreciar los hechos, pero las cámaras de T.V. tuvieron que captar la magnitud de la manifestación. Esa noche, Silo dijo a sus seguidores:

«He aquí una curiosa variante. Ahora aparecemos como políticos y agitadores a los ojos de quienes precisamente, crearon condiciones de violencia pese a nuestras advertencias reiteradas.

Parecen inquietos por nuestro punto de vista con respecto al quehacer político. Expliquemos un poco los hechos y demos luego nuestro parecer.

Sucedió que en otra ocasión hablamos sobre el sufrimiento y la violencia. A consecuencia de ello la inteligencia periodística espetó en letras de molde que era extemporáneo hablar de no violencia a un pueblo y a un continente donde las guerrillas y las revoluciones habían fracasado. Decían que quienes manejaban tales ideas harían mejor en ir a predicarlas a otras regiones del mundo.

Mientras denigraban nuestro punto de vista, hacían tácitamente la apología de la violencia al considerar que los gobiernos dictatoriales representaban la mejor garantía de paz.

Pero luego, cuando este país y toda América comenzaron a sacudirse por la convulsión social, cuando ciudades enteras vieron los incendios y las muertes en sus calles, cuando el atentado y el asesinato tomó cuerpo, los mismos filisteos continuaron haciendo su negocio, pero exhortando ahora a la «pacificación».

Tanto ellos como los regímenes que defienden han generado a lo largo y ancho de toda América, una violencia como nunca la hubo en este continente. Y no les será fácil controlarla ni con sus dólares ni con sus bayonetas, ni con sus especialistas a sueldo porque tal violencia está incubada en sus propios hogares, en sus hijos que han crecido viendo la hipocresía a su alrededor. Aquellos dirán que la violencia se debe a la pérdida de fe religiosa, o a manejos extranjeros, o a la falta de tiempo libre o al exceso del mismo, o a los medios de comunicación o a la incultura o al exceso de conocimientos, a la falta de esfuerzo o a la riqueza o a la miseria. Y harán largas listas mientras la violencia se irá deslizando en cada rincón de sus propias casas y en cada acto cotidiano.

Siempre los filisteos tendrán argumentos y explicarán todo fenómeno nuevo con moldes viejos. Pero lo cierto, sean cuales fueren las consideraciones, es que ya el hijo se levanta contra el padre y la hija contra la madre y es la confrontación de la violencia a la violencia.

Porque ahora no se tratará de clases sociales, o de razas, o de países en lucha. Ahora se tratará de generaciones en lucha. ¿Y qué harán entonces? ¿Perseguirán a los jóvenes? ¿Tratarán de «asimilarlos» a su género de vida? ¿Se disfrazarán de jóvenes, o comprarán a un puñado de éstos para que los represente ante los medios de difusión controlados?

¿Qué pasará entonces?

Pasará que el sistema de vida actual habrá sucumbido y nacerá una nueva imagen del mundo. Y esto sucederá muy pronto, no en centurias como sería su deseo.

Dicho esto, sospecho que hay quienes siguen exigiendo mi definición política.

Expliquemos entonces:

Se supone que se debe llenar el Poder, llenar los partidos. Es decir, llenar los moldes fabricados por un mundo que muere.

Pues bien, digo lo contrario: vacío al Poder, vacío a los partidos, vacío a los políticos.

¡No a los programas, a las declaraciones de principios, a las plataformas partidarias!

Todo diseño de una sociedad futura está hecho por hombres que viven la descomposición de su momento actual.

Tales esquemas reflejarán por consiguiente en el futuro, a los diseñadores del pasado.

¿Excluye esto la planificación? Desde luego que no. Pero la planificación sirve pare un sistema nuevo instaurado y no para aquel cuyo desgaste es fatal, o para el otro que todavía no se ha producido.

Toda planificación para asegurar un sistema en decadencia, logra inversamente acelerar los procesos de desintegración.

Toda planificación proyectada para un sistema futuro rigidiza, deshumaniza y sacrifica a los hombres en aras de una idea.

Basta que cunda con claridad qué es lo que no se desea para que nazca un nuevo planteo evidente para todos.

Cuando el vacío político y el desprestigio de todos los esquemas se manifieste, surgirá de esa situación el sistema que dé respuesta a tal vacío.

Desde el comienzo de la historia millones de seres humanos han muerto para imponer principios que lleven a la libertad. En ocasiones, tales principios se han instaurado en el campo político y luego se ha traicionado a quienes ofrecieron su vida por la causa, amen de oprimir estúpidamente al cuerpo social.

La izquierda, el centro y la derecha han aplastado en sus áreas a la justicia y a la libertad. Y lo han hecho siempre, porque sus dirigentes se parecían mucho, usaban idénticos procedimientos y obraban con igual mala fe. Porque la violencia estaba en sus conciencias.

Nadie crea que aquí se está hablando de imponer un nuevo sistema. Aquí no se está hablando de diseños futuros. Sin embargo, conviene tener a la vista ciertos aspectos del accionar:

No violencia física, económica, racial y religiosa.

Denuncia pública de la injusticia.

Vacío político.

Esta es mi postura política. ¡No a la política!

...Queda otro punto al que deseo responder. Es el punto de la religión.

Ya otras veces me he referido a las religiones en general como encadenamientos de la conciencia a cultos, imágenes y templos. Sobre todo, como encadenamientos a círculos de intereses manejados por la casta sacerdotal.

Cuando hombres y mujeres participan de una religión por estar sometidos a presiones de esos círculos, obran con tal hipocresía y servilismo hacia sus amos, que hacen resaltar el déspota oculto tras su rostro beatífico.

No obstante, en toda religión hay gentes de fe que tratan de llevar adelante las enseñanzas de los grandes fundadores.

No interesa volver sobre las atrocidades cometidas por las religiones externas, sobre sus persecuciones a los hombres de ciencia, sobre sus matanzas sectarias, sobre sus robos al pueblo, su opresión, su terror de milenios. Tales críticas, en general hacen resonar acordes de venganza. Si recordamos los crímenes, la explotación y la persecución que las religiones produjeron a lo largo de siglos, entonces también debemos recordar que de sus filas surgieron santos que entregaron sus vidas por amor al prójimo, que perdonaron sin dobleces, que estuvieron movidos por una fe entrañable hacia sus dioses.

Hubo momentos en que los monasterios guardaron lo mejor de una cultura que se derrumbaba alrededor de ellos, que hicieron progresar la ciencia, que fueron el germen de una nueva civilización. Centros de fe y de saber, desde los cuales se montó la educación de numerosas generaciones.

Cuando hablo de la falsedad de todas las religiones externas, no estoy haciendo regresar aquellos tiempos pasados. Estoy considerando el hoy y el futuro del hombre.

Si aquellas religiones existieron, fue porque el desarrollo humano acompañaba a tales instituciones y porque éstas correspondían a esos momentos.

Pero hoy, cuando cada hombre y mujer pueden liberar su mente de los intermediarios con los dioses, cuando cada uno siente que la divinidad está en sí mismo y en todas las cosas, sólo falta valor para romper las ligaduras. Ya no es la época quien ata a las religiones, es sólo el temor a la casta sacerdotal, esqueleto y no carne del sentimiento religioso.

No debe pensarse sin embargo que los sacerdotes sean culpables de tal violencia interior. También entre ellos debe quedar algún santo.

No son los sacerdotes culpables de tal violencia, sino el mismo sistema religioso.

Hoy toda religión externa que admite cultos, templos y sacerdotes, es esencialmente enemiga de la liberación del hombre. Quienes como representantes de ella, fuerzan a llevarla adelante aparecen como culpables de una situación que en realidad los envuelve. De todas maneras, esto no justifica moralmente a quienes tienen conciencia de tal situación y se benefician con ella.

Pero quede en claro, hoy toda religión exterior es esencialmente perjudicial para la humanidad y no como pretenden los anticlericales al decir que las religiones son buenas y malos sus representantes, ni tampoco como desean los racionalistas a la antigua que las religiones sean perjudiciales porque van contra la «Ciencia» y el «Progreso».

Es imperativo perdonar los hechos pasados en el campo de la política y en el de la religión. Aquellos que viven aferrados al pasado en ese sentido, sufren enormemente esperando el día de la venganza.

Es necesario salvar al hombre de la venganza y esto se logra mirando hacia adelante, apartando lo que obstruye el presente y el futuro. Apartando por ese hecho, no por lo que fue.

...A lo largo de esta exposición he visto a muchos afirmando mis palabras con repetidos gestos.

Seguramente están de acuerdo con lo que escuchan pero por motivos distintos a los que mueven esta disertación. Se es tan filisteo aquí como en el bando de la política o de las religiones exteriores. Así es que cada uno vaya por su lado sin seguir a nadie a fin de no caer justamente en una nueva trampa y a fin de romper con la opresión y la mala fe que representa seguir a un hombre o a una doctrina por motivos lejanos a ese hombre y a esa doctrina.

Es desafortunado alejarse declarando estas cosas. No obstante, se comprende que tales manifestaciones correspondan a ese especial momento, así como también se comprende que en el fondo no tengan ninguna importancia Toda redención, toda importancia, están en el corazón del ser humano y no en los distintos cercos que fabrica».

31 de Octubre de 1969.


CONSIDERACIONES FINALES

Hacia fines de octubre, Silo había sido invitado a Lima, Santiago y Montevideo simultáneamente.

Pocos días antes explicó que en Buenos Aires haría el último intento de hablar públicamente y que en caso de impedírselo abandonaría la prédica.

En la ocasión que mencionamos, sus palabras fueron:

«Si es falso lo dicho hasta aquí, pronto desaparecerá. Si es verdadero, no habrá poder capaz de detenerlo. En ambos casos, ¿a qué seguir hablando?».

Pese a la persecución y la distorsión, Silo había lanzado su mensaje.

El 1º de noviembre de 1969 desaparecía de la vida pública, cumpliendo lo prometido

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Silo y la Liberación - H.van Doren - Es propiedad del autor - Derechos reservados para todos los países - Inscripción N° 39.172 - Primera Edición 21 de abril de 1971 - Segunda Edición 21 de julio de 1971 - Soc. Impresora Camilo Henríquez - Santiago - Chile
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