miércoles, 10 de agosto de 2011

Quiero una muerte necesaria - Arturo Jaque Rojas


No quiero alguna cama de hospital público,

como ataúd y sudario de mi existencia;

ni la derrota anónima, tras una enfermedad larga y penosa,

ensombrecimiento gemebundo

y la obscuridad de callejón del fin, como resignación a la nada.


Quiero una muerte necesaria,

en una trinchera,

junto a hermanas y hermanos,

condenados a ser nadie en la historia,

quebrar los intro y los esc de los dueños de la aldea global;

y restallar latigazos de fuego

contra los perros guardianes.


La consigna de los labios afiebrados:

¡No quiero nunca más fijen un límite a mis sueños de infinitud,

ni que me ordenen que regrese a casa,

que nada tengo que hacer entre turbamultas de anarquistas,

que oscilan como marejadas en las calles de las ciudades asaltadas!.


¡No dar ni un paso atrás,

ni decrepitud de la esperanza,

ni abatimiento de la lucha,

ni desesperación, si los otros abandonan los oriflamas sagrados!.


Quiero una muerte necesaria

en una barricada, y que el pensamiento

dispare tiros contra las sombras y las tinieblas que asechan.

Ya no más los cuentos milenarios,

serán las cadenas que aherrojarán las ansias bajo el cielo, sobre la tierra,

en el tiempo y en el espacio de la calle,

que aquél que destrozó su cráneo por nosotros nos presagió.


Quiero una muerte necesaria,

tal como el Inspector saramagiano, por la bala homicida vagabunda,

del tirador camuflado con el orden gris-normal en la ciudad;

el tiro en la nuca,

asesinado por la espalda,

por desacatar:

¡no puedes mirar el rostro de la verdad!...

era el comando impartido.


Quiero la muerte necesaria de los jóvenes,

cuerpos antorchas incombustibles,

prometeicos-hermosos,

entusiasmos guevarianos que se propagan por doquier.


Devastar la fortaleza abyecta,

de los que ordenan la razón y lo posible,

entre cuatro paredes y barrotes,

de cobardía, ignorancia, estupidez,

la tuya y la mía.


Arrastrar sus sillas curules hacia el exterior,

sus banderas mohosas, sus banderas rojas, azules y blancas,

y con la bencina macerada,

del mapuche y del pobre,

abrir bocas gigantescas,

grandes fogatas dondese desintegre el sufrimiento de patria desolada.


Quiero la muerte necesaria que pueda merecer,

ni estadística de patología,

ni anciano perdido en los extramuros

donde la memoria me haya abandonado,

ni renunciar jamás a los combates que tanto amé,

y que justifican mi pequeña vida.

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Extraído del muro de Arturo Jaque Rojas en Facebook
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