sábado, 5 de noviembre de 2011

El Poeta Murió Al Amanecer - Raúl González Tuñón


Sin un céntimo, solo, tal como vino al mundo,

murió al fin en la plaza frente a la inquieta feria.

Velaron el cadáver del dulce vagabundo

Dos musas, la esperanza y la miseria.


Fue un completo de su vida y su obra.

Escribió versos casi celestes, casi mágicos,

de invención verdadera

y como hombre de su tiempo que era

también ardientes cantos y poemas civiles

de esquinas y banderas.


Algunos, los más viejos, lo negaron de entrada.

Algunos, los más jóvenes, lo negaron después.

Hoy irán a su entierro cuatro amigos de veras,

Los parroquianos del café,

Los artistas del circo ambulante,

unos cuantos obreros,

un antiguo editor,

una hermosa mujer,

y mañana, mañana,

florecerá la tierra que caiga sobre él.


Deja muy pocas cosas, libros, un Heine, un Withman,

un Quevedo, un Darío, un Rimbaud, un Baudelaire,

un Schiller, un Bertrand, un Bécquer, un Machado,

versos de un ser querido que se fue antes que él,

muchas cuentas impagas, un mapa, una veleta

y una antigua fragata dentro de una botella.


Los que le vieron dicen que murió como un niño.

Para él fue la muerte como el último asombro.

Tenía una estrella muerta sobre el pecho vencido,

y un pájaro en el hombro.

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Extraído del muro de Pancho Desde El Sur en Facebook
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