jueves, 24 de mayo de 2012

Los pies en el barro - Néstor Elias - 24-05-2012


Los pies en el barro - Néstor Elias


Al momento de escribir estas notas, preludio de un nuevo intento por propiciar la diversidad y el encuentro entre culturas, la comunidad Q'om (toba) está en grave peligro de extinción.

La falta de atención sanitaria, el descuido social de años, la desnutrición, el desempleo y otras tantas carencias están exponiendo al pueblo Q’om al peor de los caminos, el de la desidia y la deshumanización creciente. 

Acabo de llegar nuevamente de la región chaqueña y no puedo correr de mi mente el desinterés que muchos seres humanos de nuestro país ejercen sobre esta raza aborigen, antiguos dueños de la tierra. 


Duele en lo más profundo ver como los q'om son considerados ciudadanos de segunda en su propia tierra, donde casi ningún criollo se atreve a tomar mate con ellos por el simple hecho de considerarlo altamente peligroso para su salud… 

Es bueno recordar que esas enfermedades de las que tanto se cuidan hoy llegaron con la conquista y el apropio, aunque hoy muchas de ellas como la tuberculosis se esparcen entre los aborígenes como el agua corriente que no tienen, como el polvo que invade sus precarios ranchos y sus desmontados montes. 

Sin embargo y aunque no se encuentre clasificada como enfermedad por los estamentos de la salud pública, debo decir que tan grave como la Tuberculosis y el Chagas-Massa, son los famosos “bolsines” que les entregan políticamente para perpetuarlos en la necesidad de la dependencia, el desempleo, y sobre todo para alejarlos de sus antiguas costumbres de proveerse su propio alimento a través de la caza y de la pesca.

La conquista continúa y conlleva muerte en sus entrañas para poder obtener nuevos intereses económicos. 


Alguien me dijo estos días por la zona rural del bermejito que muchos tobas mueren diariamente y quienes tienen responsabilidad en la zona no hacen nada. 

Cuentan en voz baja que hay una “suerte de plan de exterminio” con el fin de apropiarse de las tierras como antiguamente, sólo que ahora no los van a matar sino que los dejan morir en la carencia más extrema que ninguna persona puede resistir. 

Sin embargo, muchos amigos tobas insisten en que nuevamente fracasarán en el intento, porque confunden la actitud bondadosa y pacífica del pueblo Q’om con la ignorancia y la estupidez. 

Los tobas se están preparando con muchos otros hermanos aborígenes y criollos, gringos y paisanos para recuperar su tierra, revalorizando su cosmovisión de la vida e impulsando un nuevo intento de dignidad y respeto por su tradición y sus costumbres ancestrales.

Cada vez que vuelvo de esa región del continente americano de la cual me siento hijo, me parece comprender mejor la necesidad de una búsqueda profunda por lo humano. 


Es claro ver el despojo a través de los años que llega hasta la actualidad ante la mirada indiferente de todos sin que existan más que pequeños atisbos de reacción frente al persistente y silencioso genocidio.



Un mundo donde el valor central no es el ser humano, es un mundo inhumano que carece de toda compasión y posibilidad de igualdad y justicia social. 


Para que éstas existan hay que trabajar en la dirección de humanizar la Tierra, y en esa línea la única posibilidad es el aporte genuino y profundo de todos los actores sociales con la mirada puesta en un mundo de confluencias y convergencias, y no de un mundo uniforme que se vea dirigido desde una única cultura. 

Es desde la diversidad desde donde será posible construir un ámbito humano en el que quepamos todos. Este parece ser un paradigma de futuro posible. 

La comunidad Q'om tiene mucho para aportar en la dirección de Humanizar la Tierra. Escuchémosla. Atendámosla. Incluyámosla en dicha construcción. 

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Extraído del muro de Néstor Elias en Facebook
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