sábado, 1 de junio de 2013

Juventudes de Izquierda: Hora de avanzar, hora de asaltar el poder - Carlos Manuel Cadenas Mendoza


Reunido con jóvenes de la izquierda reflexioné en voz alta y dije:

Este proceso SOCIAL:


- Necesita su fuerza, la fuerza y el impulso joven, con todo el arrojo de la gente que tiene que ganarle la batalla a los restauradores y a los quinta columnas que se enquistan en los procesos sociales para minar su ímpetu, para desmoralizarlos y postrarlos ante la vieja ramera de la contra-revolución.

- Necesita a los jóvenes no como genuflexos que se babean por las migajas del poder, ni que se dejan deslumbrar por el manido discurso de los asaltantes del porvenir, no necesita una juventud que se arrodille ante los santones del sistema, sean del signo que sean. Se necesita una juventud imbuida en el eterno renacimiento que son las revoluciones.

- Necesita una juventud que no corra tras las dádivas que los ancianos de la tribu dan a los infantes de pensamiento, que no se deje seducir por las cápsulas tontas con las que los dirigentes sin ideas elaboran slogans caza bobos, ni por esas barrabasadas amarra clientes que son los contructos publicitarios sin sentido con los que envilecen a los jóvenes y hacen banal su participación social. Se necesita una juventud plenamente despierta y cuestionadora, que no de tregua a los eternos naufragios y a sus capitanes de la derrota, con los que el poder y sus dueños han intentado mantener a los pueblos en el sótano de la historia. Necesitamos jóvenes cuyo destino sea el de las revoluciones y al de los revolucionarios.


La juventud es irreverente o no es joven, una juventud conservadora es un salto al vacío, una mutación que conduce a la muerte de la esperanza.


La juventud está llamada a pasar por encima de los conservadores, no como acción de mera sustitución generacional, a pasar por encima de todas las acciones conservadoras como acto amoroso de preservar la vida para los pueblos humanos, amén de hacer del porvenir una posibilidad viable para el colectivo terrícola.


La juventud debe de comprender que la disciplina no es al acatamiento ciego de los intereses y líneas de la dirigencia, debe ser acción y compromiso desde la consciencia, en consecuencia, reflexión discusión y participación en la toma de decisiones. Convencimiento por compartir y no actuación por obligación.


Una revolución donde los jóvenes sean de ideas viejas, o repitan fórmulas dogmáticas y sectarias, se condena a desaparecer obsoleta y triste, pues se asegura la derrota por hastío fatigante, dado que no hay posibilidad de inyectar movimiento, contradicciones, confrontaciones, que en suma construyen el cuerpo efervescente de los tiempos de revolución.


La trampa del burócrata contra-revolucionario es descalificar al joven para imponerse y atarse al poder, descalifican la acción crítica con la estúpida verborrea que hace ver a la crítica como celada del “enemigo” o como izquierdismo e infantilismo, no en pocos casos, señalan a la crítica como “infiltrada” y a sus sostenedores como “agentes del imperio”. En el fondo subyace el sicario cobarde que comercia con la política, que se corrompe a la vera del camino que dice sostener. Contra estas camarillas de enfermos de poder no cabe otra actuación que la rebeldía insumisa y constructora.


Los viejos dirigentes -de cualquier edad, pues veo persona de 18 años con ideas jubilables y ancianos con ideas recién nacidas- sus acciones restauradores del poder clasista de los amos, son y están como una espina letal corrompiendo el porvenir. Son ustedes jóvenes los llamados a ajustar cuentas con la reacción y sus sátrapas. Es de ustedes la vanguardia, tómenla o se condenan a siglos de silencio.



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Extraído del muro de Carlos Manuel Cadenas Mendoza en Facebook
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