domingo, 16 de noviembre de 2014

Cuéntenme una cosa - Xavier Batllés



Se supone que en nuestra sociedad la homosexualidad es minoritaria respecto a la heterosexualidad, ¿no?

Se supone que en nuestra sociedad la prostitución es minoritaria respecto a lo afectivo-sexual radicalmente alejado del dinero.

Se supone que en nuestra sociedad las preferencias sexuales sado-masoquistas son minoritarias.

Cuéntenme una cosa entonces.

¿Cómo es posible que si ustedes hacen el experimento de dejar tres chats abiertos las 24 horas del día durante semanas y meses simplemente en espera, con su nick en la lista, el resultado del experimento, tomando solamente las comunicaciones que lleguen, sea aproximadamente el que sigue?

- 99,99%: ofrecimientos homosexuales, de prostitución, de sado-masoquismo, o de tomaduras de pelo.

- 00,01%: búsquedas de amistad, de compensación del aburrimiento, o de lo afectivo-sexual supuestamente mayoritario.


Menudo indicador del momento humano se recoge hoy al abrir ventanas de relación social. Algo no cuadra con aquellos supuestos mayoritarios...

Una posible conclusión es que aquellos supuestos mayoritarios sigan siendo ciertos, pero que casi no estén presentes en las ventanas abiertas a lo social, siguiendo cauces limitados a la selectiva percepción cercana y su casuística, con mucho recelo ante el surgimiento de redes sociales, aunque se estén usando por doquier, y movidos aún por ensueños antiguos, constelados en una mitología romántica de seres únicos, ideales y exclusivos que se te podían cruzar en el camino... Algo que, sin duda, ya sólo existe en las cabezas.

El fracaso de unas creencias de época.

Al parecer, estamos necesitando de una nueva mitología si es que nos queremos mover en una nueva dirección satisfactoria y no frustrante. Una renovada e inspiradora imagen de lo social, de las relaciones entre iguales imperfectos pero tanto o más chispeantes que antaño, de la expansión de la comunicación interactiva, del sentido que toma la tecnología cuando la dotamos de la dirección pro-humana. Una nueva mitología integradora de todas las culturas y sus enamoradoras particularidades, del amor que suelta y ya no agarra, ese amor que anima tu vuelo en lugar de amarrarte y hacerse sinónimo de la pérdida de libertad, porque esta hacía sufrir al “pobre” con el que te juntaste. Una nueva mitología ya no situada en los cielos de ultratumba, sino incluyente del mundo y sus cosas, del hombre y su cotidianidad, de la sacralidad de lo sincero.

El mito tiene que ver con las imágenes que nos mueven. No es algo de los hombres primitivos y supuestamente ignorantes acientíficos. Eso lo hizo creer un imperante materialismo racionalista que ya ha muerto. Los mitos se suceden y se renuevan. Quizás se puedan definir como las imágenes intuitivas que situamos más allá de los horizontes internos.

Y mientras se levanta el nuevo mito, te pregunto: ¿qué quieres ir poniendo ahí, en eso que te mueve lo adviertas o no? ¿la nada, el absurdo, el sin-sentido existencial y la nostalgia de lo que crees que ha resultado inalcanzable?

¿O prefieres sentidamente construirlo en clave de esperanza de una humanidad lúcida y fraterna, telepática, de elevados versos y amable trato, de reconciliación histórica sin culpables, de afirmación de lo ilimitado, reconociendo lo sagrado en el hombre cotidiano?

Yo intuyo que el nuevo mito será algo que hará posible ponernos de acuerdo en lo central y que planetariamente todos podremos suscribir como “punto fijo” y objetivo, pudiendo entonces, por primera vez, dejar absoluta y lúdicamente móvil al resto de formas, colores, sonidos y conductas...

Y por supuesto que no será un nuevo dogma ni mandamiento. Por su misma esencialidad libre no podrá ya tomar la forma impositiva.


Xavier Batllés - Barcelona, 16-11-14

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Extraído del muro de Xavier Batllés en Facebook
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