jueves, 26 de marzo de 2015

Poema de Han Shan


Poema de Han Shan donde canta a la muerte 
y a la experimentación de la ilusoriedad del cuerpo.

"... Hermanos y Hermanas,
Corazones de Fe,
un momento por favor.

Nos hemos acostumbrado a éstos
monótonos refugios del camino por tanto tiempo
que hemos empezado a pensar en ellos como
nuestra morada real.

Somos llevados de aquí para allá por
una pequeña máquina imaginaria hundida
bajo nuestra piel, y así
nosotros nunca descansamos.

En el fervor de nuestra arqueología,
sostenemos pedazos de vidrio roto
en alto sobre nuestras cabezas y
nos enorgullecemos de nuestros tesoros.

En solitarios momentos de desesperación
continuamos pidiendo secretamente
lo que ya nos ha desesperado,
alguna clase de Bendición final.

Amigos,
el secreto de la Bendición es que
la Bendición nunca se niega,
ni nunca es el final.

Yo tengo monedas del espíritu para gastar
en la Fiesta del Fantasma, y
Las Leyes de Cielo no permiten
ninguna excepción:

se entrelazan suerte y infortunio,
y aunque yo he jugado con éstos
dados mi vida entera,
ellos son ahora inútiles para mí.

Se dice que alguien que
no hace flores hace espinas.

Incluso el palacio de un Emperador
no es sino una prisión dorada.

De verdad, la brisa más ligera de la mente
puede encerrarnos en las verjas de la prisión,
e incluso el buey más fuerte de nuestra voluntad
no puede arrancarnos de nuevo.

Dondequiera que nosotros caminamos, el mono
no está ciertamente lejano.
Él incluso se encarcela voluntariamente.
Quizás esto es por lo qué el
Ministro de Máscaras comentó:

"El dragón en la superficial laguna
acabará jugando con camarones para siempre

El mundo parece a menudo un lugar frío,
pero nosotros podemos darle un calor moderado.
¿Qué otro goce puede haber en la vida?
Una gota de compasión
trae torrentes de gratitud.
Cada bodega se abastece totalmente.

¿Hay agua en este vino, o
vino en este agua?
Cuando se hacen tales preguntas,
mis ojos se alzan al cielo.

Yo miro fijamente y de algún modo no creo, en
las ruinas carbonizadas de mi propio barco.
Cuán rápidamente el fuego, una vez,
encendido, me mostró que
no hay nada que nosotros podemos poseer.

Usted pregunta que de dónde vengo.
Yo contesto: "de Aquí."
Estas cenizas son mi cuna,
y en este barro una especie de
semilla me ha empujado hacia
la luz del día.

Yo agradezco el agua.

Yo me tambaleo, cegado, desde
La Taberna de los Idiotas Ebrios,
mi cojera es más evidente ahora,
pero los trucos del mono son
desperdiciados en mi condición.

Los dioses se apiadan de los locos como yo.

Más allá de ellos, donde ambos
nos mezclamos con la eternidad,
algo me hace allí
oír el mundo entero
suspirar en alivio.

Yo me siento a horcajadas sobre la uña del pie de la
Boddhissatva de Cualidades Infinitas (Kuan Yin), sin
ninguna cualidad que yo pueda encontrar en mí.
Donde Ella vaga, truenan los ecos
de Sus pasos, pero
Yo oigo sólo el más imperceptible
murmullo alegre de recepción de la
tierra en la que Ella pisa.

Ellos dicen que el corazón actúa como un traductor
entre el misterio y la inteligencia;
que tiene sus propios moradores que
no hablan con aquéllos que están solo
de paso.
Aun así yo pregunto:

"¿Quién está allí en este suelo brillante
que no sea pisoteado por sus
pies danzando?"

La Princesa llega en el
Barco de Bondad, y a lo largo de las orillas
hay Bosquecillos de Lilas cuya
fragancia corre alborotada a través de los sentidos.

Los primeros Brotes de oro de primavera son suficientemente
libres de toda disputa, así como los Tulipanes
revelan el propósito de nuestra comparecencia.

Sí, no, quizá, puede ser
en este jardín encantador de nuestras almas,
¿por qué usamos estas distinciones?

Cuando la vida es este estimado jardín,
podemos no escuchar la voz tierna
llamándonos casa,
aún ahora,
¿aún ahora?

¡No te pares en cualquier parte!

Hasta que nosotros desaparezcamos no podemos saber dónde estamos en verdad.

Después de esta muerte podemos
devenir humanos por fin.

Yo he vaciado mis bolsillos,
no hay nada ya en ellos.

Si me agarras por el cuello,
eso que sostienes es sólo aire.

Uno después de otro,
todos atravesaremos esta
puerta a su tiempo, y estas palabras,
como cenizas, se esparcirán a lo largo de
avenidas de pueblos hace tiempo abandonados.

Y por favor perdona esta
indulgencia aquí,
mi arena se ha
derramado ahora...".


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Extraído de Tradición Perenne (Sophia Perennis) en Facebook
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