jueves, 16 de marzo de 2017

El Ejercicio de la Memoria - Santiago Bovisio


Desenvolvimiento Espiritual - Santiago Bovisio

Enseñanza 10: El Ejercicio de la Memoria

La memoria es el recuerdo vago o claro de las cosas pasadas, es la fijación mental de las cosas presentes y es la imaginación evidente del futuro.

Estos tres tiempos de la memoria son indispensables para que ella pueda, con propiedad, ser llamada así.

Los hombres tienen por lo general muy poco concepto de lo que es la memoria, pues para ellos es aquella facultad mental que les hace recordar el pasado, y nada más. 

Pero la verdadera posesión de esta virtud implica el dominio de los tres tiempos.

Cree el ser humano conocer su pasado, pero no recuerda más que vagas sombras, cada vez más debilitadas en el transcurso de los años y el sobrevenir de nuevos acontecimientos. 

Si se poseyera una buena memoria el horizonte humano ampliaría notablemente su área de posibilidades.

De pequeños, cuando el cerebro humano está aún impregnado de las energías cósmicas que ha traído del más allá consigo, se tiene una buena memoria que fija claramente los hechos y prevé, por esa claridad, lo conveniente para la vida.

Al promediar la vida del hombre, ya se ha debilitado la memoria y la prematura vejez acentúa el olvido. Esto es porque los hombres no poseen memoria.

Para ellos es un don gratuito de la mente, mientras que la memoria no es sino un campo para explotar, que se pierde al no ser labrado.

Los estudiantes esotéricos han de tener una memoria tal que recuerden perfectamente el pasado, teniendo siempre presentes los acontecimientos cumbres de su vida, y tienen que tener una fijación tal de los hechos de su vida y de las obras actuales que puedan, por lógica memorística, evidenciar claramente el porvenir.

Primer tiempo: El pasado

¿Cómo ha de hacer el estudiante para vencer las densas sombras, los espesos velos que le ocultan su pasado? Aún no ha pasado un día y ya se han olvidado los hechos acaecidos en el transcurso de ese tiempo.

Es que los acontecimientos se imprimen todos en el subconsciente y son exhumados por el Centro Solar, en lugar de serlo por el Centro Visual.

En una palabra, el hombre rehúsa pensar; deja que su mente subalterna piense por él. 

Cuando el niño observa y recuerda, es tal la fuerza que le impulsa y que se llama curiosidad, que implanta todas sus energías al Centro Hipofisiario.

Se podría sintetizar, entonces, que la falta de memoria es debida a la falta de interés por la vida.

El ser se conforma con saber y recordar lo necesario, lo que es indispensable para sus tareas diarias, para sus ocupaciones imprescindibles, descuidando todo lo demás. 

Por eso tiene tan vital importancia el examen retrospectivo, que reordena los hechos acontecidos durante el día, para cargarlos con la debida energía mental, indispensable para que se fijen clara y no vagamente, en el subconsciente.

Pero para adquirir una buena memoria no basta el examen retrospectivo. Un buen comerciante no se conforma con el recuento diario de sus entradas y salidas, sino que necesita un balance anual, y aún semestral.

Con este método triunfó Ignacio de Loyola; con sus ejercicios espirituales salvó a la Iglesia Católica de un derrumbe. Porque, ¿qué son los ejercicios espirituales sino una pausa en el curso de la vida para hacer el recuento de los hechos pasados y fijar de tal modo los puntos culminantes que sean centros vivos de energías que impulsarán para el porvenir?

No se conformó Ignacio de Loyola con el ejercicio del recuerdo mental; sino quiso que los hechos pasados fueran escritos minuciosamente en un papel, para ser mejor considerados.

Esta es una de las finalidades de los retiros espirituales, tan aconsejados por los maestros de la vida espiritual. 

Todos los estudiantes tendrían que alejarse, aunque fuera una vez al año, del bullicio del mundo, lejos de los negocios, lejos de los parientes, lejos de toda preocupación, para vivir unos días de completa absorción espiritual, para poder hacer el examen retrospectivo de todo el año y habituar la memoria a fijar bien los acontecimientos sobresalientes acaecidos durante el mismo.

¿No dijo Dios al Salmista: “Ven a la soledad y yo te hablaré?”.

No puede lograrse el desenvolvimiento espiritual, que tanto anhelan los estudiantes, sin esforzarse.

Ramakrishna decía a sus discípulos externos y que vivían en el mundo: “Dejad alguna vez vuestra casa y vuestros trabajos y venid conmigo a la soledad”.

La Naturaleza ayuda el despertar de esta facultad de la memoria, como sucede en el aire rarificado de las alturas. Por algo los antiguos Caballeros construían sus castillos a más de mil metros sobre el nivel del mar; y dicen los Lamas del Tíbet que el aire de los Himalayas despierta la memoria.

De allí es aconsejable hacer estos retiros, cuando sea posible, en parajes elevados.

La adquisición de los recuerdos pasados es tan importante, que a veces descubre una misión nueva, o soluciona como un relámpago, los más duros dilemas.

Freud, con su estudio del psicoanálisis, quiso curar las enfermedades haciendo que la memoria busque en el subconsciente la causa originaria de las mismas.

Segundo tiempo: El Presente

La fijación de la idea como fomento para la claridad de la memoria se logra con el ejercicio de la observación y de la atención.

Siempre hay que tomar ejemplo de los niños; a veces encanta y a veces fastidia esa insistencia de ellos en preguntarlo todo, en querer saberlo todo. La curiosidad infantil se transforma, en el memorista, en aguda observación.

Sólo se observan aquellas cosas que interesan y se descuida todo lo demás; pero el verdadero observador tiene que tener una visión amplia y exacta de lo que ve.

Los maestros dan ciertos ejercicios a propósito. Hacen que el estudiante pase corriendo de una habitación a otra, volver enseguida y escribir en un papel lo que han visto. Al primer recuento se observa que se ha olvidado la tercera parte de los objetos de la habitación. Hay que repetir este ejercicio varias veces por día hasta que de un simple golpe de vista se posea todo el panorama.

También, se puede tomar un objeto, observarlo atentamente y anotar luego todas las cualidades inherentes al mismo; se verá, al principio, que muy pocas cualidades se atribuyen al mismo, pero como pasen los días se le irán agregando tantas, que sorprenderá.

Estos ejercicios de observación despiertan de tal modo la atención, que el estudiante, sin perder mucho tiempo, adquiere gran conocimiento y exactitud de las cosas, y ve sin gastar mucho tiempo, que enriquece su almacén memorista.

Un Enseñante religioso mandó a un distraído estudiante pararse delante de una cortina blanca, diciéndole: Mire lo que hay en la cortina, y después venga a referírmelo; el joven miró y nada vio fuera del blanco cortinado, pero después de haber vuelto y dicho al Maestro que nada había visto, éste le condujo hasta la cortina y le hizo notar cómo la polilla la había calado, formando en ella variados dibujos. 

¿Cómo lo descubrió usted?, preguntó el estudiante; observando sencillamente y con atención lo que tenía delante mis ojos, repuso el Maestro.

Tercer tiempo: El Futuro

Esta memoria, clara, fija y constructiva es, evidentemente, espejo del futuro. Para un olvidadizo, para uno que vive en el semisueño de la vida material, es muy difícil construir su futuro cuando tan fácilmente ha olvidado su pasado, pero aquél que recuerda, conoce muy bien el resultado de la Obra.

Un rey hindú fue a visitar a un solitario Yogui que vivía en la selva con la sola compañía de su gacela; y antes de que el rey hablara le dijo: 

“Tu vienes a decirme que tu pueblo se ha amotinado en contra ti porque hace tres años que hay hambre y sequía en tu tierra”. ¿Cómo lo sabes?, preguntó el rey. 

Lo sé, contestó el sabio únicamente por lo que tú me dijiste cuando me visitaste hace tres años; habías tenido tres años buenos y dijiste que ibas a hacer grandes fiestas y abrir los graneros a todo el pueblo; al acordarme de ese derroche y al ver las estaciones sin agua que desde entonces se sucedieron, he deducido lo ocurrido recientemente.

Es aquí muy importante fo
rmular una observación:

Siempre se dice en las Enseñanzas que hay que olvidar el pasado, borrar el pasado; pero en esto de borrar el pasado por un lado y recordar el pasado, como reza en esta lección, hay un delicado matiz espiritual.

Cuando se aconseja olvidar el pasado, la Enseñanza quiere expresar que el hombre ha de desatarse de los lazos, olvidar las emociones, para no repetirlas; borrar las imágenes para no vivir atados a ellas.

Mientras que cuando se enseña que hay que recordar el pasado, se quiere significar que ha de recordársele como una cosa que no es de uno, que no pertenece a uno, algo que es propiedad exclusiva del conocimiento y que se observa y conoce para gozar únicamente el fruto del saber.

Aquél que bien recuerda bien sabe. Lo que no sabe lo aprende fácilmente y lo que aprende fácilmente lo utiliza para la construcción del futuro. 


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Desenvolvimiento Espiritual - Texto Completo - Santiago Bovisio - https://omarpal.blogspot.com.ar/2017/03/desenvolvimiento-espiritual-santiago_16.html

Enseñanza 1: Hidrochosa - https://omarpal.blogspot.com.ar/2017/03/hidrochosa-santiago-bovisio_16.html

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Enseñanza 4: Examen Retrospectivo - 
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Enseñanza 5: Reserva de Energías - 
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Enseñanza 7: Asistencia y Trabajo - 
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Enseñanza 8: La Renunciación - 
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Enseñanza 9: Valor y Control Personal - 
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Enseñanza 10: El Ejercicio de la Memoria - 


Enseñanza 11: El Amor Real - 
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Enseñanza 12: Los Doce Rayos del Amor - 
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Enseñanza 13: La Perseverancia - 
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Enseñanza 14: Conciencia y Voluntad - https://omarpal.blogspot.com.ar/2017/03/conciencia-y-voluntad-santiago-bovisio_16.html

Enseñanza 15: El Don del Olvido - https://omarpal.blogspot.com.ar/2017/03/el-don-del-olvido-santiago-bovisio_61.html

Enseñanza 16: La Transmutación - 
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Extraído de: https://omarpal.blogspot.com.ar/2017/03/desenvolvimiento-espiritual-santiago_16.html
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